La princesa Belinda y el misterioso desaparecimiento de su gatita
Era una vez, en un reino lejano, una dulce princesa llamada Belinda. Tenía una hermosa gatita blanca llamada Nieve, con ojos brillantes como dos esmeraldas. Nieve siempre estaba a su lado, haciéndole compañía mientras jugaban en el jardín o le hacían compañía durante la lectura de cuentos. Pero un día, mientras Belinda estaba en el castillo, Nieve desapareció. La princesa, preocupada, decidió salir a buscar a su amiga.
"¡Nieve!" - llamó Belinda, recorriendo los pasillos del castillo. "¿Dónde estás, querida?"
La princesa miró debajo de los sillones, en el armario e incluso dentro de la cocina, pero Nieve no estaba. Una lágrima rodó por su mejilla, y Belinda decidió que debía aventurarse más allá del castillo.
Al salir al jardín, se encontró con su amiga, la hada Lila, que brillaba como una estrella.
"Hola, Belinda. ¿Por qué tan triste?"
"¡He perdido a Nieve! No sé dónde buscarla. ¡Y tengo miedo!"
La hada sonrió y le dijo:
"No temas, querida princesa. A veces hay que explorar lo desconocido para encontrar lo que hemos perdido. Te ayudaré a buscarla."
Belinda tomó la mano de Lila y juntas se adentraron en el bosque cerca del castillo. Era un lugar mágico, lleno de árboles imponentes y colores brillantes. De repente, escucharon un suave maullido. Ambas se miraron emocionadas.
"¿Lo oíste?" - preguntó Belinda, esperanzada.
"Sí, ven, vamos rápido!" - respondió Lila.
Siguiendo el sonido, llegaron a un claro donde encontraron a un grupo de criaturas del bosque jugando. Entre ellas estaba Nieve, correteando y persiguiendo mariposas.
"¡Nieve!" - gritó Belinda, corriendo hacia ella.
La gatita la miró y se acercó, pero se detuvo de repente. Estaba intrigada por unas flores que danzaban al ritmo del viento.
"Parece que Nieve se divirtió un poco más de lo que pensaba" - rió Lila.
Belinda se agachó y le habló a Nieve con cariño:
"¡Vení, Nieve! Te estaba buscando. No quiero que te alejes, me asusté mucho."
Nieve finalmente se acercó y se acomodó en los brazos de la princesa.
"Gracias por traerme aquí, Lila, pero tengo que llevar a Nieve de vuelta a casa."
"Entiendo, pero recuerda, explorar puede ser muy emocionante y a veces nos lleva a conocer nuevos amigos," dijo la hada.
Conejos, ardillas y aves se acercaron al claro, todos curioseando por qué Belinda y Nieve estaban ahí. La princesa, sonriendo, decidió hacer una pausa y presentar a su gatita.
"Chicos, les presento a Nieve. Ella es mi mejor amiga y juntos podemos jugar un rato antes de irnos."
Los nuevos amigos comenzaron a jugar, corriendo y saltando entre los árboles. Pero pronto, el sol comenzó a esconderse detrás de las montañas. Belinda miró a su alrededor y supo que era momento de regresar al castillo.
"Debemos volver, el sol se está poniendo," les dijo, aunque se sentía un poco triste por dejar a sus nuevos amigos.
"Siempre podrás regresar al bosque a jugar con nosotros," prometió una ardilla.
"¡Sí, por favor!" - añadió un pequeño conejo.
"Gracias, prometo que volveré. Pero por ahora, tengo que ir a casa."
Con el corazón lleno de alegría por la aventura y nuevos amigos, Belinda, junto a Nieve, tomó el camino de vuelta al castillo.
"Hoy fue un día diferente, gracias a vos, Lila," expresó la princesa.
"Siempre que estés dispuesta a descubrir lo nuevo, la magia estará a tu alrededor," dijo la hada, mientras volaba a su lado.
Al llegar al castillo, Belinda se dio cuenta de que, aunque había perdido a Nieve, había encontrado algo aún más valioso: la confianza en sí misma para explorar, conocer y elegir nuevas amistades. Desde ese día, se atrevió a salir al bosque un poco más seguido, sabiendo que las aventuras siempre estaban a la vuelta de la esquina.
Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.
FIN.