la Princesa de Hielo
Había una vez, en un reino lejano, una princesa llamada Lia. Lia era especial, nacida con el poder de manipular el hielo y la nieve. Si bien su magia era asombrosa, Lia aún estaba aprendiendo a controlarla.
Un día, mientras jugaba en el palacio, Lia decidió practicar sus habilidades en la sala de cristal, un hermoso lugar lleno de espejos y luces que reflejaban su magia. "Voy a hacer el copo de nieve más grande del mundo!"- gritó Lia emocionada. Con un movimiento de sus manos, comenzó a crear un copo de nieve gigante. Pero su emoción se convirtió en un desastre: el copo de nieve se volvió tan grande que terminó cubriendo a su familia por completo. "¡Mamá! ¡Papá! ¡Despierten!"- gritó Lia, alarmada.
Lia observó horrorizada cómo su madre, el rey y su hermano se convirtieron en estatuas de hielo. "¡Oh no! ¿Qué hice? ¡Tengo que salvarlos!"-
Aterrorizada por lo que había hecho, Lia decidió emprender un viaje en busca de una solución. Sabía que en lo profundo del bosque encantado, habitaba una anciana sabia que se decía tenía el poder de romper encantamientos mágicos. Con su corazón palpitante, Lia se despidió de su hogar y se adentró en el bosque.
Durante su viaje, Lia se encontró con varios personajes sorprendentes.
Primero conoció a un pequeño zorro llamado Bruno. "¿A dónde vas con tanta prisa?"- preguntó Bruno, moviendo su cola. "¡He congelado a mi familia! Necesito encontrar a la anciana sabia para salvarlos!"-
"Yo puedo ayudarte, Lia, sé muchas cosas del bosque. ¿Vamos juntos?"- ofreció el zorro.
Lia sonrió aliviada y juntos continuaron su aventura. Al cabo de un rato, se encontraron con un rio cristalino. Sin embargo, el puente de troncos que lo cruzaba había sido arrastrado por una tormenta. Lia se sintió desesperada. "Ahora no puedo cruzar..."- murmuró.
Bruno le sugirió, "¿Por qué no usas tu magia? Quizás puedas crear un puente de hielo."
Al principio dudó, pero Lia decidió intentarlo. Con un profundo aliento, levantó sus manos y formó un puente de hielo brillante que les permitió cruzar el río. "¡Lo logré!"- exclamó, sintiendo una oleada de confianza.
Siguieron su camino hasta que llegaron a un campo lleno de flores de mil colores. Allí, conocieron a una mariposa llamada Nia. "¿Por qué tan tristes?"- preguntó Nia.
"He congelado a mi familia por accidente y estoy buscando a la anciana sabia para salvarlos"- explicó Lia.
"A veces, los errores nos enseñan lecciones valiosas. Puedes aprender a controlar tu magia con la ayuda de tus amigos"- dijo Nia sonriente. Lia asintió, entendiendo que no estaba sola en su viaje.
Finalmente, tras enfrentar muchos desafíos, Lia y Bruno llegaron a la cueva de la anciana sabia. La anciana los recibió con una mirada bondadosa. "He escuchado de tu valentía, Lia. Tu corazón está lleno de amor por tu familia, pero debes aprender a controlar tu magia"- habló la anciana.
"¿Cómo puedo hacerlo?"- preguntó Lia con esperanza.
"El amor y la paciencia son tus mejores maestros. Debes practicar cada día y siempre recordar que el verdadero poder está en tu corazón"- respondió.
Con los consejos de la anciana, Lia regresó rápidamente a su reino. Usó todo lo que había aprendido y con su magia creó un hermoso y brillante copo de nieve que se deshizo en un arcoíris de luces. Su familia despertó, más brillantes y felices que nunca.
"¡Lia!"- exclamó su madre, abrazándola con fuerza. "Te perdonamos, pequeña"- dijo el rey. "Lo importante es que aprendiste y ahora puedes controlar tu magia"- añadió su hermano.
Lia sonrió, sintiendo que su amor por su familia y su deseo de aprender eran lo más importante. Desde ese día, se dedicó a practicar con Bruno y Nia, nunca olvidando que todos cometen errores y que siempre hay maneras de aprender y crecer.
Así, Lia se convirtió en la reina del hielo, no sólo por su magia, sino por su gran corazón y su valiente espíritu, llevando alegría a todos en su reino.
FIN.