La princesa de la diversidad


Había una vez en un lejano reino dos princesas muy diferentes entre sí. La princesa Rosa amaba todo lo que fuera de color rosa: su vestido, su habitación, sus flores favoritas y hasta su corona brillante.

Por otro lado, la princesa Negra prefería todo en tonos oscuros como el negro: su caballo, sus libros, las cortinas de su cuarto e incluso los dulces que comía.

Un día, mientras paseaban por los jardines del castillo, ambas princesas comenzaron a discutir sobre cuál era el mejor color. La princesa Rosa decía que el rosa era más bonito y alegre, mientras que la princesa Negra afirmaba que el negro era elegante y misterioso.

"¡El rosa es el color más hermoso de todos! ¡Todo se ve mejor en rosa!" exclamó la princesa Rosa con entusiasmo. "Pero el negro es sofisticado y único.

No hay nada como un buen vestido negro para destacar en una fiesta", respondió la princesa Negra con determinación. La discusión entre las dos princesas continuó durante días y parecía no tener fin. Hasta que un sabio consejero del reino les sugirió una idea: combinar ambos colores para crear algo nuevo y especial.

Intrigadas por la propuesta del consejero, las princesas decidieron trabajar juntas en un proyecto secreto. Pasaron horas dibujando diseños, eligiendo telas y combinando tonos de rosa y negro hasta crear algo maravilloso.

Finalmente, llegó el día en que las princesas revelaron su creación al reino entero: un vestido único que combinaba el brillo del rosa con la elegancia del negro. El vestido estaba adornado con detalles delicados en ambos colores y hacía resaltar lo mejor de cada uno.

Al ver la obra maestra creada por las dos princesas juntas, el reino entero quedó maravillado. Comprendieron que no se trataba de elegir un solo color como el mejor, sino de aprender a apreciar la belleza en todas sus formas y combinaciones.

Desde ese día en adelante, la princesa Rosa incluyó toques negros en sus atuendos rosados, mientras que la princesa Negra añadió destellos rosados a sus prendas oscuras. Ambas descubrieron que al combinar sus gustos podían crear cosas realmente extraordinarias.

Y así fue como las dos princesas aprendieron una valiosa lección: no importa cuán diferentes seamos o qué colores prefiramos; cuando trabajamos juntos y nos abrimos a nuevas ideas, podemos lograr grandes cosas y hacer del mundo un lugar más hermoso y diverso para todos.

Y colorín colorado este cuento ha terminado.

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