La princesa de los dones malditos



En un lejano reino, nació una hermosa princesa que llenó de alegría a todos los habitantes. La noticia se esparció rápidamente y pronto el castillo se vio rodeado de personas que querían celebrar tan feliz acontecimiento.

La reina madre estaba radiante junto a su pequeña princesa en brazos, mientras el rey padre no podía contener la emoción al ver a su hija por primera vez.

Los sirvientes prepararon una gran fiesta en los jardines del castillo, con música, baile y deliciosa comida para todos los invitados. Entre los asistentes se encontraba la hada madrina de la princesa, quien con una varita mágica concedió dones especiales a la recién nacida.

"Que tengas una vida llena de amor y bondad", susurró el hada mientras tocaba suavemente la frente de la princesita. "¡Qué maravilla! ¡Nuestra hija es realmente especial!", exclamaba el rey emocionado. "Sí, mi amor.

Será una gran líder para nuestro reino", respondió la reina con orgullo en sus ojos. Pero no todo sería felicidad en el reino. Una malvada bruja que había sido desterrada tiempo atrás por el rey, observaba desde lejos con envidia la celebración.

Decidida a arruinar la alegría de todos, lanzó un hechizo oscuro sobre la princesa antes de desaparecer entre las sombras. Al cumplir los dieciséis años, la princesa comenzó a mostrar extraños síntomas: mareos constantes y debilidad inexplicable.

El rey y la reina preocupados consultaron a los mejores médicos del reino, pero ninguno lograba encontrar una cura para aquella extraña enfermedad que aquejaba a su amada hija. Fue entonces cuando recordaron las palabras del hada madrina y decidieron buscarla.

La sabia hada escuchó atentamente lo ocurrido y les explicó que solo el amor verdadero podría romper aquel maleficio lanzado por la bruja años atrás.

Determinados a salvar a su hija, organizaron un gran evento en todo el reino para encontrar al joven valiente capaz de demostrar su amor verdadero hacia la princesa. Muchos jóvenes acudieron al llamado, pero ninguno lograba despertarla con un beso sincero como dictaban las leyendas más antiguas. Hasta que finalmente llegó un humilde jardinero del pueblo vecino.

Con lágrimas en los ojos y sin dudarlo un instante, se acercó a donde reposaba dormida la princesa y depositó un tierno beso en sus labios.

En ese momento mágico, rayos de luz dorada iluminaron el lugar y despertaron a la princesa ante los ojos asombrados de todos los presentes. La bruja había sido vencida gracias al puro amor que aquel joven jardinero sentía por ella.

La princesa abrazó emocionada al jardinero mientras el pueblo entero estallaba en júbilo por tan increíble hazaña. Desde ese día, reinó junto al joven jardinero con bondad y sabiduría, demostrando que nada puede vencer al poder del amor verdadero.

FIN.

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