La princesa de muchos vestidos
En un reino lejano, vivía una princesa muy especial llamada Valentina. Lo que la hacía distinta de las demás princesas era su colección de vestidos. Valentina tenía un armario lleno de vestidos de todos los colores y estilos imaginables.
Cada día, la princesa elegía un vestido para usar, pero al día siguiente quería usar otro, y así sucesivamente. Sus sirvientes pasaban horas tratando de organizar y mantener en orden todos los vestidos, pero Valentina siempre quería más.
Un día, el rey, preocupado por la obsesión de su hija con los vestidos, decidió llamar a la sabia hada madrina del reino para pedirle ayuda. - ¿Qué puedo hacer para que Valentina deje de obsesionarse con los vestidos? - preguntó el rey.
- Creo saber cómo ayudar a la princesa - respondió la hada madrina. La hada madrina convocó a todos los sastres y costureras del reino y les pidió que confeccionaran un vestido muy especial para Valentina.
Este vestido estaba hecho con retazos de tela de todos los vestidos que la princesa ya no usaba. Cuando finalmente el vestido estuvo listo, la hada madrina se lo entregó a Valentina.
Al principio, la princesa dudó en usarlo, pero al probárselo sintió una conexión especial con él. El vestido representaba no solo su amor por la moda, sino también la importancia de la diversidad y la creatividad.
A partir de ese día, Valentina dejó de obsesionarse con los vestidos nuevos y comenzó a valorar cada uno de ellos. Aprendió que la verdadera belleza no está en la cantidad de vestidos que tenemos, sino en cómo los llevamos puestos y en el significado que les damos.
El rey y la reina se alegraron al ver la transformación de su hija y agradecieron a la hada madrina por su sabia intervención.
Desde entonces, Valentina se convirtió en un ejemplo para todos en el reino, enseñando a los demás que la verdadera elegancia radica en la aceptación de uno mismo y en la creatividad para reutilizar lo que ya tenemos.
FIN.