La Princesa del Bosque Encantado



Había una vez, en un bosque encantado, una princesa llamada Lía. Desde pequeña, Lía había crecido rodeada de árboles majestuosamente altos, flores brillantes y animales curiosos. Aunque vivía en un castillo, pasaba la mayor parte de su tiempo explorando su hermoso hogar verde.

Un día, mientras recogía flores para hacer un ramo, Lía se encontró con un pequeño zorro atrapado en una trampa de cazador.

"¡Oh no, pobrecito! ¿Cómo puedo ayudarte?" - dijo conmovida mientras se acercaba cautelosamente al zorro.

"¡Ayuda! No me puedo mover, mi pata está atrapada" - gimió el zorro.

Usando su valentía, Lía buscó una forma de liberar al zorro. Con sus manos delicadas, logró abrir la trampa, y el pequeño zorro la miró sorprendido.

"¡Gracias, princesa! Eres muy valiente" - dijo el zorro mientras movía su cola con gratitud.

Desde ese día, el zorro, que se llamaba Finn, se convirtió en el amigo más fiel de Lía.

"¿Por qué vives aquí, en el bosque, en vez de quedarte en el castillo?" - le preguntó Finn un día mientras paseaban juntos.

"Porque aquí puedo ser libre. Puedo correr, jugar y aprender sobre todas las criaturas del bosque. En el castillo, siempre hay reglas que seguir" - respondió Lía con una sonrisa.

Pasan los días y, un día, Lía decidió aventurarse más lejos de lo que solía.

"Vamos, Finn, hoy vamos a descubrir qué hay más allá de la colina" - dijo emocionada.

Cuando llegaron a la cima de la colina, encontraron un río brillante que nunca habían visto antes. El agua era cristalina y reflejaba el cielo.

"¡Mirá! ¡Podemos construir un pequeño bote y navegar juntos!" - exclamó Lía con entusiasmo.

Y así, comenzaron a recolectar ramas y hojas para hacer su bote. Trabajaron juntos y al final, lograron construir un hermoso barquito.

Una vez en el río, comenzaron a navegar, felices y riendo. Pero de repente, una gran tormenta comenzó a formarse en el cielo.

"¡Oh no! Hay que regresar." - gritó Lía asustada.

"No te preocupes, yo sé cómo volver" - dijo Finn mientras guiaba el bote hacia la orilla. Pero las olas comenzaron a ser más fuertes y el viento soplaba con fuerza.

Justo cuando pensaban que no podrían volver, un grupo de patos que pasaba por allí los vio y decidió ayudar.

"¡Sigan a nosotros! ¡Sabemos el camino!" - graznó uno de los patos.

"¡Perfecto! ¡Sigue a los patos, Lía!" - gritó Finn.

Gracias a la ayuda de los patos, Lía y Finn lograron llegar a la orilla a salvo, aunque un poco empapados.

"¡Fue una gran aventura! Pero creo que volver a casa también puede ser una aventura" - dijo Lía, sonriendo a su amigo.

"Sí, y hemos aprendido a pedir ayuda cuando la necesitamos" - añadió Finn.

Desde aquel día, Lía y Finn aprendieron la importancia de la amistad y la colaboración. No solo debían ser valientes sino también estar abiertos a aceptar ayuda de los demás.

Y así, Lía continuó explorando su bosque encantado, siempre lista para nuevas aventuras, pero nunca olvidando lo que había aprendido junto a su fiel amigo zorro.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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