La Princesa del Maquillaje
En un lejano reino llamado Brillalandia, donde los colores eran más intensos que en cualquier otro lugar, vivía una princesa llamada Sofía. Sofía era famosa en todo el reino por su gusto por el maquillaje. Su habitación estaba llena de lápices labiales, sombras de ojos, brillos, y cada mañana, se despertaba entusiasmada, lista para experimentar con nuevos estilos.
Sofía tenía un grupo de amigas muy queridas: Camila, Ana y Lola. Juntas, solían pasar horas probando diferentes looks y colores. Cada vez que Sofía maquillaba a sus amigas, las hacía sentir como verdaderas estrellas.
"Hoy quiero probar algo nuevo, Sofía. ¿Podés ayudarme con el look de sirena?" - pidió Camila, moviendo una cola de tela que había encontrado en el armario.
"¡Claro! Pero tienes que dejarme usar ese hermoso color azul que compraste el mes pasado" - respondió Sofía con una sonrisa.
Esa tarde, mientras las chicas se divertían en el castillo, Sofía tuvo una idea brillante: "¡Hagamos un desfile de modas! Puedo maquillar a cada una de ustedes y luego desfilar por los jardines del palacio".
Ana y Lola aceptaron al instante, y juntas comenzaron a prepararse para el gran evento. Sofía eligió colores vibrantes que hacían juego con los trajes que cada una elegía. Camila decidió vestir un hermoso vestido azul que recordaba al mar, mientras que Ana se puso un vestido rosa pálido y brillantes accesorios dorados, y Lola optó por un vestido verde como el bosque.
"¡Qué divertido! Este desfile será inolvidable" - exclamó Lola, mirándose en el espejo con su nuevo maquillaje.
Pero lo que comenzó como un divertido día de belleza, se convirtió en un reto cuando, justo antes de salir al jardín, Sofía se dio cuenta de que había olvidado un detalle muy importante: el peinado. Desesperada, comenzó a buscar entre todos sus productos.
"¡Oh, no! No puedo creer que me olvidé de los peinados. ¿Qué haremos ahora?" - dijo Sofía, sintiendo que su brillo se apagaba.
Camila intentó animarla "No te preocupes, Sofía. Tal vez podemos inventar algo rápido. Siempre encontramos una solución juntas".
Las amigas empezaron a poner sus cabezas en funcionamiento. Ana recordó que en su casa había un libro de peinados que había traído y comenzaron a leerlo juntas.
"Miren este peinado. Solo necesitamos unas trenzas y unas flores. Yo tengo algunas de mi jardín" - sugirió Ana, llena de entusiasmo.
Rápidamente, empezaron a hacerse trenzas entre ellas y a colocar las flores en las cabezas de sus amigas, lo que les dio un toque especial y encantador.
Finalmente, después de mucha risa y alboroto, las chicas estaban listas para salir al jardín, luciendo radiantes y muy felices.
Cuando llegaron a los jardines, el sol brillaba intensamente, iluminando su piel y sus sonrisas. Las flores estaban en plena floración y todo el reino pareció detenerse para admirar el desfile.
Eran tan coloridas y felices que todos los habitantes del castillo salieron a aplaudir. El rey y la reina también decidieron unirse y admirar el espectáculo.
"¡Vaya, qué princesas tan creativas!" - dijo el rey.
El espectáculo se volvió tan divertido que otros niños del reino se unieron, y Sofía se dio cuenta de que aunque ella era quien las había maquillado, el verdadero brillo provenía del amor y la amistad que compartían.
Desde aquel día, Sofía y sus amigas decidieron organizar un desfile cada mes, no solo para mostrar sus looks, sino también para celebrar la creatividad y la individualidad de cada una. Y así, en Brillalandia, el maquillaje se convirtió en una forma de expresar quiénes eran y lo que las hacía especiales.
Y así, la princesa Sofía aprendió que la verdadera belleza no solo se encontraba en el maquillaje, sino en la amistad y el amor entre cada uno de ellos. Enseñó a todas las niñas del reino a verse hermosas, no por lo que llevaban puesto, sino por la confianza y alegría que llevaban dentro.
FIN.