La Princesa Dragóna y el Valor de la Amistad



En un reino lejano, donde las montañas acarician el cielo y los ríos cantan alegremente, vivía una princesa muy especial: su nombre era Lira, y aunque era humanoide, su esencia era la de un dragón. Tenía escamas brillantes que cambiaban de color con el sol, y dos majestuosas alas que la hacían volar por encima de su reino.

A pesar de su apariencia impresionante, Lira se sentía sola. No porque no tuviera amigos, sino porque siempre había sido tratada como diferente. Ella quería ser aceptada por su belleza interior y su deseo de hacer el bien.

Un día, mientras volaba cerca del lago Espejo, Lira escuchó a un grupo de niños riendo y jugando. Se acercó y, emocionada, decidió participar.

"¡Hola! Soy la princesa Lira. ¿Puede jugar conmigo?" - dijo con una sonrisa.

Los niños la miraron, y aunque al principio estaban fascinados por su belleza, pronto comenzaron a murmurar.

"No, no. Eres una dragón. No puedes jugar con nosotros." - dijo un niño llamado Juan, con un gesto de desprecio.

Lira sintió como si su corazón se rompiera en mil pedazos. Decidió volar lejos, a su lugar favorito: la cima de la montaña de los vientos. Allí, lloró silenciosamente, sintiendo que nunca podría encajar.

Sin embargo, hasta el más oscuro de los días tiene un rayo de luz. Un anciano león llamado Rex, que vivía en la montaña, la vio sollozando.

"¿Por qué lloras, pequeña dragóna?" - preguntó Rex con una voz profunda y suave.

"Quiero ser aceptada, Rex. Quiero jugar y tener amigos, pero todos me ven diferente. Nunca me dejan unirme a ellos." - Lira respondió, limpiándose las lágrimas con su ala.

Rex sonrió comprensivamente y le dijo:

"Lo que te hace diferente también te hace especial. Pero si realmente quieres que te acepten, tendrás que demostrarles quién eres en el fondo."

Decidida, Lira decidió organizar un gran festival en el reino, donde todos podrían participar en diferentes actividades. Se puso a trabajar, utilizando su magia dragónica para crear un espectáculo de luces y colores, y así atrajo la atención de todos los habitantes del reino.

El día del festival, cada uno de los niños estaba maravillado con lo que Lira había creado. Desde competencias de vuelo hasta danzas llenas de luces, el espectáculo deslumbró a todos. Al ver a Lira riendo y disfrutando con los demás, los niños empezaron a acercarse cada vez más.

"¡Wow! ¡Eres increíble!" - exclamó una niña llamada Sofía, mientras intentaba imitar el vuelo de Lira.

Poco a poco, los prejuicios se fueron desvaneciendo y los corazones de los niños comenzaron a abrirse. Lira se sintió más que feliz; finalmente, estaba encajando y haciendo nuevos amigos.

Pero no todo estaba claro. Durante el último espectáculo, un gran dragón oscuro apareció en el cielo, aterrado a todos. Era el temido dragón Grendel, quien había estado aterrorizando la región por años. De repente, el miedo se apoderó del festival, y los niños empezaron a correr, asustados.

Lira recordó las palabras de Rex sobre el valor y decidió actuar.

"¡Todos, tranquilos!" - gritó, intentando calmar a la multitud.

"Voy a enfrentar a Grendel. Necesito que todos estén juntos y se mantengan a salvo. ¡Confíen en mí!"

Los niños, aunque temerosos, miraron a su princesa con admiración. Ella se lanzó al aire con sus alas, enfrentando al dragón.

"¡Grendel! ¡No eres bienvenido aquí!" - exclamó Lira con una voz firme.

El dragón oscuro se rió, y la miró con desdén.

"¿Qué puede hacer una pequeña dragón como tú?" - cuestionó.

Pero Lira, recordando la magia que había utilizado para el festival, concentró toda su fuerza y creó un hermoso espectáculo de luces y colores que rodeó a Grendel. El dragón, atrapado por la belleza y la alegría, se detuvo y miró hacia Lira.

"¿Por qué lo haces?" - preguntó, algo confundido.

"Porque la verdadera fuerza está en la amistad y la alegría. Siempre puedes cambiar tu camino, Grendel. Todos merecen ser felices, incluso tú."

Grendel, tocado por las palabras y el espectáculo, comenzó a retroceder.

"No sabía que podía sentirme así..." - murmuró, antes de alejarse volando.

Lira descendió y fue recibida con una ovación general. Los niños, llenos de admiración, gritaron:

"¡Eres nuestra heroína!"

Desde ese día, Lira no solo fue vista como una princesa dragóna, sino como un símbolo de valentía y amistad. Aprendió que ser diferente es hermoso y que, a veces, el valor para enfrentar nuestros miedos puede cambiar el mundo a nuestro alrededor. Los niños aprendieron a ver más allá de las diferencias, y juntos celebraron la diversidad que hacía su reino tan especial.

Y así, el Reino de la Montaña se convirtió en un lugar donde todos eran bienvenidos, y donde la chispita de la amistad brillaba más que cualquier escama o ala.

.

FIN.

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