La Princesa, el Gallo y la Tormenta



En un reino lejano y colorido, rodeado de colinas verdes y flores brillantes, vivía una princesa llamada Valentina. Ella era conocida por su amor a la naturaleza y su curiosidad inagotable. Cada mañana, Valentina salía de su palacio, con su vestido blanco ondeando al viento, para explorar el mágico bosque que rodeaba su hogar.

Un día, mientras paseaba entre los árboles, escuchó un canto melodioso que la hizo detenerse.

"¿Qué hermoso canto es ese?" - se preguntó la princesa, sonriendo. "Debo seguirlo, seguramente encontraré al dueño de esa voz tan encantadora."

Siguiendo el sonido, Valentina caminó cada vez más adentro del bosque. Pero, a medida que pasaba el tiempo, el cielo comenzó a oscurecerse y una leve brisa se convirtió en un viento racheado.

Finalmente, Valentina llegó a un claro y vio a un gallo colorido sentado en una rama alta.

"¡Oh, qué lindo gallo!" - exclamó la princesa mientras levantaba la mano. "¿Eres tú el que canta?"

"¡Sí!" - respondió el gallo con una voz alegre. "Soy Francisco, el gallo cantor. Gracias por venir a escucharme. Pero, ten cuidado, parece que se acerca una tormenta."

Valentina miró hacia atrás y vio nubes oscuras acumulándose en el horizonte.

"Oh no, me olvidé de la hora. ¡Debo volver a casa!" - dijo, dándose la vuelta rápidamente.

Pero el camino de regreso se tornó complicado. La lluvia empezó a caer con fuerza y el viento soplaba con fuerza, haciendo que la princesa tropezara. Entonces, escuchó la voz de Francisco nuevamente.

"No te preocupes, Valentina. Puedo ayudarte. ¡Sígueme!"

Él voló bajo, guiando a la princesa a través del bosque. Cuando llegaron a un árbol gigante, Francisco le dijo:

"Aquí podemos refugiarnos hasta que pase la tormenta."

Valentina se escondió bajo las grandes ramas del árbol, mientras la lluvia azotaba el suelo.

"Gracias, Francisco. Sin ti, no sé qué habría hecho." - dijo la princesa, temblando un poco.

"No hay de qué. Es importante cuidar unos de otros, especialmente en momentos difíciles."

Mientras esperaban, la princesa y el gallo comenzaron a hablar.

"¿Por qué te gusta cantar tanto, Francisco?" - preguntó Valentina.

"Canto para alegrar a los demás. La música tiene el poder de cambiar el ánimo y traer sonrisas. ¿No crees?" - replicó Francisco.

Valentina sonrió.

"¡Sí! A veces, cuando estoy triste, escucho el canto de los pájaros y me siento mejor." - confesó.

Así pasaron el tiempo, hablando y riendo mientras la tormenta rugía afuera. Pero pronto, la lluvia comenzó a disminuir.

"Parece que la tormenta se va, ¿estás lista para volver?" - preguntó Francisco.

Valentina asintió, y juntos se aventuraron fuera del refugio. Al llegar al camino, notaron que el bosque tenía un aire fresco y hermoso.

"Mirá, Valentina, mira cómo brillan las flores con las gotas de agua. La tormenta les ha hecho un favor." - dijo Francisco.

La princesa sonrió.

"Sí, me encanta ver cómo la naturaleza siempre encuentra una manera de renovarse. Igual que nosotros, después de enfrentar dificultades."

Antes de que Valentina se despidiera, miró a Francisco con gratitud.

"Gracias por salvarme, Francisco. Nunca olvidaré este día. Prometo que vendré a visitarte a menudo. Juntos podemos cantar y disfrutar de la belleza del bosque."

"Me encantaría, princesa. Siempre serás bienvenida aquí. ¡Hasta pronto!" - respondió Francisco alegremente.

Con el corazón lleno de alegría, Valentina volvió a su palacio, no solo con historias de su aventura, sino también con una nueva amistad. Aprendió que incluso en medio de la tempestad, siempre hay espacio para la luz, y que juntos, se pueden superar cualquier adversidad.

FIN.

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