La Princesa en el Bote
Era una vez, en un reino lejano, una princesa llamada Valentina. A pesar de ser parte de la realeza, Valentina siempre soñaba con aventuras. Un día, decidió escaparse de su castillo para explorar el mundo más allá de sus muros. Se puso un disfraz sencillo y se fue al lago que estaba cerca del castillo.
Cuando llegó al lago, se encontró con un pequeño bote de madera. A través de un impulso, decidió subirse y remar un poco. Al poco tiempo, Valentina se dio cuenta de que había remado más lejos de lo que pensaba. Se encontraba en una pequeña isla rodeada de flores y animales.
"¡Hola!" - saludó Valentina a un grupo de patos que nadaban cerca.
Los patos la miraron curiosos, pero uno, conocido como Fernando, se acercó.
"¡Hola, humana! ¿Qué haces aquí?" - preguntó Fernando, con voz amistosa.
"Soy Valentina, la princesa del castillo. Vine a explorar el mundo. ¿Y ustedes?" - respondió la princesa, sonriendo.
"Nosotros hacemos carreras por el lago. Pero hoy nos da un poco de calor y preferimos descansar" - explicó Fernando.
Valentina se sintió intrigada por los patos y decidió unirse a ellos. Jugaron juntos durante horas. Valentina aprendió a nadar y a hacerse amiga de los patos, sintiéndose más libre que nunca.
De repente, Valentina escuchó un ruido extraño. Miró hacia el centro de la isla y vio a un grupo de animales asustados. Un travieso zorro había llegado y estaba intentando llevarse las provisiones de los patos.
"¡Ayuda!" - gritó uno de los patos, mientras se escondía tras una roca.
Valentina, valiente como nunca, decidió actuar.
"¡Esperen!" - dijo, acercándose a los patos. "Necesitamos un plan para asustar al zorro."
Los patos se miraron, preocupados, pero Valentina tuvo una idea.
"Podemos hacer ruido. ¡Todos juntos!" - propuso.
Fernando y los demás patos asintieron. Tras una breve práctica, empezaron a hacer ruido mientras Valentina corría en círculos. El zorro, confundido y asustado, decidió que era mejor irse y desapareció entre los arbustos.
"¡Lo logramos!" - celebró Valentina.
"¡Eres una gran líder!" - exclamó Fernando, aplaudiendo con sus alas.
Valentina sonrió, sintiéndose orgullosa de haber ayudado a sus nuevos amigos. Pero, a medida que el sol comenzaba a ponerse, se dio cuenta de que debía regresar al castillo antes de que la familia real se preocupara por su ausencia.
"Tengo que irme, amigos. Pero volveré. Nunca olvidaré este lugar ni a ustedes" - prometió.
"Nosotros tampoco te olvidaremos, Valentina" - dijeron los patos, despidiéndose con alegría.
Al regresar al castillo, Valentina se sintió diferente. Había aprendido que no solo era una princesa, sino también una aventurera y una líder. Desde entonces, se propuso encontrar maneras de ayudar a los animales y a los que menos tenían en su reino. Y, en cada ocasión que podía, regresaba al lago para jugar con sus amigos.
De esta manera, Valentina se convirtió en una princesa diferente, una que no solo vivía en un castillo, sino que también llevaba en su corazón la valentía y la amistad. Y así, el reino floreció bajo su cuidado y amor.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.