La princesa exploradora y el dragón pacífico
Había una vez en un reino muy lejano, una princesa llamada Elinda. Era diferente a todas las princesas que se conocían, ya que no le gustaba usar vestidos largos y brillantes ni zapatos incómodos.
En cambio, prefería explorar el bosque y jugar con los animales. Un día, mientras caminaba por el bosque, escuchó unos gritos desesperados. Se acercó corriendo y encontró a un pequeño conejo atrapado en unas ramas espinosas.
Sin pensarlo dos veces, Princesa Elinda lo liberó cuidadosamente y lo sostuvo en sus brazos hasta que recuperara la calma. El conejo estaba tan agradecido que decidió seguir a la princesa en todas sus aventuras.
Juntos descubrieron lugares mágicos del bosque y ayudaron a otros animales necesitados. Pero un día todo cambió cuando el malvado dragón del reino decidió atacar al pueblo cercano al bosque. Todos los habitantes estaban asustados y no sabían qué hacer para escapar de las llamas del fuego.
Princesa Elinda sabía que tenía que hacer algo para protegerlos y sin dudarlo se dirigió hacia el castillo donde vivía el dragón. Cuando llegó allí, encontró al monstruo durmiendo profundamente.
Con mucho cuidado tomó su espada y con valentía logró derrotarlo sin causarle daño alguno. Los habitantes del pueblo quedaron sorprendidos ante tal hazaña de la princesa. Desde ese momento todos quisieron ser como ella: fuerte, valiente e inteligente.
Y así Princesa Elinda se convirtió en la heroína del reino y fue recordada por siempre como una princesa única y especial.
FIN.