La Princesa Galleta y el Gran Concurso de Dulces
En un hermoso castillo rodeado de bosques de colores, vivía una princesa llamada Valentina. Valentina no era una princesa común; le encantaban las galletas, más que cualquier otra cosa en el mundo. Le gustaban tanto que podía comer galletas en el desayuno, almuerzo y cena.
Un día, el rey decidió organizar un gran concurso de dulces para que los habitantes del reino participaran y mostraran sus mejores recetas. Al enterarse, Valentina se emocionó y se puso a pensar en la mejor forma de participar.
"Voy a hacer la galleta más grande del mundo!" - exclamó Valentina.
La princesa empezó a preparar su gran galleta. Mezcló harina, azúcar, manteca y muchas chispas de chocolate. Mientras cocinaba, su amiga la Hada Dulce apareció.
"¡Hola, Valentina! ¿Qué estás haciendo?" - preguntó la Hada, mientras flotaba alrededor de la cocina.
"¡Voy a hacer la galleta más grande del mundo para el concurso!" - respondió la princesa, llena de entusiasmo.
"Eso suena genial, pero ten cuidado, no quiero que comas demasiadas galletas. Recuerda que todo en exceso puede ser malo" - advirtió la Hada.
Valentina sonrió y prometió no exagerar. Sin embargo, a medida que la galleta se iba horneando, el aroma irresistible llenó el castillo. Cada vez que pasaba cerca del horno, no podía resistir la tentación y comía un trocito de masa cruda.
Días después, el gran día del concurso llegó. La princesa exhibió su galleta gigante, que era más grande que una mesa.
"¡Todo el mundo a probar mis galletas!" - gritó Valentina, emocionada, mientras ofrecía pedazos a los asistentes.
A medida que pasaba el tiempo, Valentina sentía que su estómago se llenaba.
"¿Estás bien, Valentina?" - le preguntó la Hada, preocupada.
"¡Sí! Solo estoy disfrutando de mis galletas" - dijo ella con una sonrisa, aunque ya empezaba a sentirse un poco pesada.
Finalmente, el jurado se acercó para probar la galleta gigante. Todos estaban maravillados, pero notaron que Valentina ya no parecía tan feliz. Tenía un poco de malestar.
"Valentina, ¿te sientes bien?" - preguntó el rey con preocupación.
La princesa, dándose cuenta de que había comido demasiado, asintió con la cabeza mientras trataba de sonreír.
"No estoy segura... me siento muy llena" - admitió.
La Hada Dulce se acercó.
"Quizás deberías respirar un poco de aire fresco y hacer un paseo. A veces, una pausa ayuda" - sugirió.
Con dificultad, Valentina se levantó y salió al jardín. El aire fresco la ayudó y, al mirar a su alrededor, vio a todos disfrutando de su galleta. Se dio cuenta de que había otras cosas que también le encantaban, como jugar y compartir momentos con sus amigos.
"¡Eso es!" - gritó Valentina, con la energía de vuelta. "Voy a organizar un picnic y compartir mis galletas en porciones más pequeñas con todos".
Después de un rato, Valentina volvió al concurso y, con ayuda de la Hada, empezó a repartir las galletas. Todos estaban encantados y la princesa se sintió feliz de ver a sus amigos disfrutando. Aprendió que compartir era mucho más divertido que simplemente comer.
Al final del día, Valentina no solo ganó el primer premio en el concurso por su galleta gigante, sino también el corazón de todos los que habían venido a disfrutar.
"Gracias a todos por venir. Y recordar, galletas y dulces son mejores cuando se comparten y no se comen en exceso" - dijo la princesa.
Desde entonces, Valentina se volvió famosa por sus galletas, pero también por su bondad y su capacidad de disfrutar cada momento sin excederse en nada. Aprendió que la felicidad estaba en la medida, en compartir amor y dulce alegría con quienes realmente importan.
FIN.