La princesa Iris y el reino de la diversidad


Había una vez en el reino de Colortopia, una princesa arcoíris llamada Iris que era muy querida por todos los habitantes. Iris era conocida por su alegría, amabilidad y su amor por todos los colores del arcoíris.

Sin embargo, no todo era perfecto en Colortopia. En un rincón lejano del reino vivía Morado, un color algo solitario y triste. Morado siempre se sentía menospreciado y excluido por los demás colores, especialmente por Azul.

Azul era un color muy popular en el reino y solía burlarse de Morado por ser diferente. Un día, Azul decidió hacerle una jugarreta a Morado frente a todos los colores del arcoíris.

Lo rodeó con sus amigos y comenzaron a reírse de él, diciéndole cosas hirientes y burlándose de su tono oscuro. Morado se sintió muy triste y solo, pero en ese momento apareció la princesa Iris.

Con su vestido brillante y su corona de cristales multicolores, Iris irradiaba luz y bondad. Se acercó a Morado con una sonrisa cálida en el rostro. "¿Qué está pasando aquí?" -preguntó la princesa Iris con voz firme pero gentil.

Azul intentó justificar sus acciones diciendo que Morado no era importante como ellos porque no era tan brillante ni llamativo. Iris escuchó atentamente a ambos lados y luego habló: "En este reino, cada color es único e importante a su manera.

El azul puede representar el cielo o el mar, trayendo calma y serenidad. Pero el morado también tiene su encanto; simboliza la creatividad, la magia y la individualidad". Los demás colores empezaron a reflexionar sobre las palabras de la princesa Iris.

Se dieron cuenta de que habían estado siendo crueles con Morado solo porque era diferente. Iris continuó: "Todos somos importantes en este mundo. Cada uno de nosotros tiene un papel especial que desempeñar para hacerlo más hermoso y equilibrado".

Los colores se miraron entre sí avergonzados por haber sido tan insensibles con Morado. Se disculparon sinceramente con él y prometieron tratarlo con respeto a partir de ese momento. Desde entonces, en el reino de Colortopia reinó la armonía entre todos los colores.

Aprendieron a valorar las diferencias unos de otros y descubrieron que juntos formaban un espectáculo maravilloso digno de contemplar.

Y así fue como la princesa Iris enseñó una valiosa lección sobre la importancia de aceptar la diversidad y reconocer el valor intrínseco de cada ser único en este mundo lleno de colores vibrantes e infinitas posibilidades.

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