La princesa Kelsy y el ogro amistoso



Había una vez en un lejano reino, una valiente princesa llamada Kelsy. Vivía en un hermoso castillo grande y alto, rodeado de jardines llenos de flores de todos los colores.

Pero no todo era paz en el reino, ya que un malvado ogro sentía mucha envidia hacia la princesa y decidió reunir a un ejército de ogros para hacerle la guerra.

Cuando Kelsy se enteró del plan del ogro, sintió miedo pero también sabía que debía proteger su castillo y a todas las personas que vivían allí. Entonces decidió buscar ayuda y recordó lo poderoso que era Jesucristo. Se arrodilló y con fervor pidió su ayuda:- Querido Jesucristo, necesito tu protección.

El ogro quiere atacar mi castillo y no sé cómo enfrentarlo. Por favor, ayúdame a encontrar una solución. De repente, una luz brillante iluminó el cuarto de Kelsy y apareció ante ella un caballero con armadura reluciente.

- Soy el Caballero Celestial enviado por Jesucristo para ayudarte - dijo el misterioso caballero mientras desenvainaba su espada sagrada -. No temas, princesa Kelsy, juntos derrotaremos al malvado ogro. Kelsy se sintió aliviada al ver al Caballero Celestial dispuesto a luchar a su lado.

Juntos idearon un plan para defender el castillo sin tener que recurrir a la violencia. Al día siguiente, cuando los ogros llegaron al castillo, se encontraron con algo inesperado.

Las puertas del castillo estaban abiertas y no había soldados esperándolos para enfrentarlos. - ¡Esta es nuestra oportunidad! - exclamó el ogro líder -. Vamos a tomar el castillo sin problemas.

Pero al entrar, se encontraron con una sorpresa: en lugar de encontrar un ejército listo para luchar, vieron a todos los habitantes del castillo haciendo cosas amables y pacíficas. - ¿Qué está pasando aquí? - preguntó confundido el ogro liderando a sus compañeros hacia donde se encontraba Kelsy.

La princesa salió al encuentro del ogro con una sonrisa en su rostro. - Querido ogro, sé que te sientes envidioso de mi hermoso castillo, pero no hace falta la violencia. Si nos conocieras mejor, verías que podemos ser amigos y compartir nuestras alegrías juntos.

El ogro quedó perplejo por las palabras de Kelsy. Nunca antes alguien le había ofrecido amistad sin temor a su apariencia monstruosa.

- ¿De verdad crees que podríamos ser amigos? - preguntó dudoso el ogro mientras miraba a su ejército de ogros expectante. Kelsy asintió con firmeza y extendió su mano hacia el ogro como señal de amistad. El líder de los ogros dudó por un momento, pero luego tomó la mano de Kelsy y aceptó su oferta.

Desde ese día, el reino vivió en paz gracias a la valentía y sabiduría de la princesa Kelsy. Los habitantes del castillo aprendieron que incluso aquellos que parecen diferentes pueden convertirse en amigos si se les da una oportunidad.

Y así, el ogro y los ogros se unieron al reino como protectores de la paz. Y colorín colorado, esta historia ha terminado.

FIN.

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