La Princesa Lobo
Había una vez en un reino muy lejano, una princesa llamada Lobo. Su nombre era así porque cuando nació, su padre el rey la encontró rodeada de lobos y decidió que ese sería su nombre.
Lobo creció en el bosque con los lobos como sus amigos y protectores. Era valiente, astuta y amable con todos los animales del bosque. Pero ella sabía que algún día tendría que asumir su lugar en el trono bello del castillo.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Lobo se encontró con un cazador furtivo que estaba intentando atrapar a un grupo de ciervos. Ella no dudó ni un segundo y se enfrentó al cazador para proteger a sus amigos animales.
El cazador quedó impresionado por la valentía de Lobo y decidió ayudarla a llegar al castillo para reclamar su derecho al trono.
Cuando llegaron al castillo, descubrieron que había sido tomado por un malvado hechicero quien quería gobernar sobre todo el reino. Con la ayuda del cazador furtivo y algunos aliados inesperados, Lobo luchó contra el hechicero hasta derrotarlo y recuperar lo que era suyo: el trono bello.
Desde entonces, Lobo gobernó sabiamente junto con sus amigos animales y nunca más permitió que ningún malvado interrumpiera la paz en su reino. "Gracias por ayudarme a llegar aquí" dijo Lobo al cazador. "No hay problema princesa -respondió él- siempre estaré dispuesto a ayudarte".
Lobo sonrió feliz porque había encontrado un amigo en el cazador furtivo y sabía que juntos podrían hacer grandes cosas por su reino. La moraleja de esta historia es que la valentía, la astucia y la amabilidad son las cualidades más importantes para gobernar con justicia.
También nos enseña que los amigos inesperados pueden ser los mejores aliados en momentos difíciles.
FIN.