La Princesa Lola y el Jardín de Colores



Había una vez, en un reino lejano y brillante, una princesa llamada Lola. Lola tenía la piel tan hermosa como la madera de los árboles más antiguos y una sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Ella vivía en un castillo rodeado de un jardín lleno de flores de mil colores.

Un día, mientras Lola jugaba en su jardín, vio algo raro. Una mariposa de colores vibrantes pasó volando y se detuvo en una flor.

"¡Hola, mariposa! ¿De dónde vienes?" - preguntó Lola con curiosidad.

"¡Hola, princesa! Soy la mariposa Aria y vengo de un bosque encantado. Necesito tu ayuda." - respondió la mariposa.

Lola se emocionó mucho, así que le preguntó:

"¿Cómo puedo ayudarte?"

"En el bosque, los colores han desaparecido. Todo se volvió gris y triste. Si no devolvemos los colores, las flores dejarán de crecer. ¡Necesitamos que vengas a ayudarme!" - dijo Aria con sus tristes ojos de mariposa.

Lola sintió que era una gran aventura. Así que le dijo a Aria:

"¡Vamos! Te ayudaré a encontrar los colores de vuelta!"

Juntas, volaron hacia el bosque encantado. Al llegar, Lola vio que efectivamente, todo estaba gris. Las flores estaban tristes y las aves no cantaban.

Lola pensó en cómo podía ayudar. Mientras caminaban, encontró un árbol gigante con un baúl en sus raíces.

"¡Mirá, Aria! ¿Qué será eso?" - dijo Lola emocionada.

"No lo sé, pero tal vez contenga algo que nos ayude a traer los colores de vuelta. ¡Abrámoslo!" - respondió Aria.

Lola con cuidado abrió el baúl y encontró dentro un pincel mágico y una paleta con todos los colores del arcoíris. La princesa sonrió y exclamó:

"¡Esto es perfecto! Vamos a pintar el bosque. ¡Los colores volverán!"

Con el pincel en mano, Lola empezó a pintar árboles, flores y aves con los colores más brillantes.

"¡Rojo para las flores!" - decía mientras estaba ocupada trabajando.

"¡Azul para el cielo!" - decía mientras el azul llenaba el espacio.

"¡Amarillo para el sol!" - gritó feliz.

Cada vez que un nuevo color aparecía, se escuchaba el canto de los pájaros y el murmullo de las flores felices. El bosque comenzó a cobrar vida otra vez.

De repente, en medio de su pintoresca tarea, un viento fuerte sopló.

"¡Ten cuidado!" - gritó Aria.

El viento había volado el pincel mágico. Lola miró asustada, pero no se dio por vencida. Se adentró en el bosque siguiendo el pincel mientras decía:

"¡No te preocupes, Aria! Lo encontraré porque quiero ver el bosque colorido de nuevo."

Y así fue como Lola, valientemente, siguió al viento y encontró el pincel atrapado entre unas ramas de un árbol.

"¡Lo encontré!" - gritó feliz.

Lola regresó corriendo, continuó pintando hasta que finalmente el bosque fue un lugar lleno de colores vibrantes. El sol brillaba como nunca y todos los animales estaban felices.

"¡Gracias, princesa Lola!" - exclamó Aria.

"¡Lo hicimos juntas!" - respondió Lola con una sonrisa.

Desde entonces, el bosque nunca volvió a ser gris y Lola aprendió que con valentía y amistad, siempre se pueden lograr grandes cosas.

Y así, la princesa Lola vivió muchas más aventuras, siempre dispuesta a ayudar a quienes la rodeaban y a llenar el mundo de colores y alegría.

FIN.

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