La Princesa Luci y la Magia de la Amistad
Había una vez, en un reino lejano, una pequeña princesa llamada Luci. Tenía una hermosa melena dorada, ojos brillantes como estrellas y un corazón lleno de sueños. Sin embargo, a pesar de ser una princesa, Luci no era feliz. En el colegio, sus compañeros se burlaban de ella porque era diferente. Mientras todos jugaban a ser guerreros valientes o piratas intrépidos, Luci prefería soñar con aventuras en su jardín, rodeada de flores y mariposas.
Un día, mientras caminaba hacia el colegio, Luci se encontró con su amigo el conejo Blanquineo.
"¿Por qué tan triste, Luci?" - le preguntó, preocupándose por su amiga.
"No puedo jugar como mis compañeros. Siempre se ríen de mí y no me invitan a formar parte de sus juegos. Me siento sola" - respondió Luci con un suspiro.
Blanquineo pensó en cómo ayudar a Luci. "Siempre dijiste que deseabas conocer a un mago. Quizás ese sea el camino para que tú y tus compañeros se entiendan mejor. ¡Vamos a buscarlo!"
Emocionada, Luci y Blanquineo emprendieron una aventura a través del bosque encantado, donde los árboles susurraban secretos y los ríos cantaban melodías. Buscaron y buscaron hasta que finalmente llegaron a la cueva del mago.
"Hola, pequeños aventureros. Estoy aquí, el gran mago Melódico. ¿Qué les trae hasta mi morada?" - dijo el mago, con una voz profunda y acogedora.
"Por favor, señor Mago, necesito ayuda. Mis compañeros se burlan de mí y me gustaría que me comprendieran mejor" - le explicó Luci, con los ojos llorosos.
El mago le sonrió y con un movimiento de su varita, creó una luz brillante que llenó la cueva.
"Te regalo este medallón mágico. Cuando lo lleves puesto, tus sentimientos se volverán visibles para los demás. Ellos podrán ver y sentir la tristeza de ser diferente, y quizás eso los ayude a entenderte" - dijo el mago.
Luci aceptó el medallón con gratitud y rápidamente volvió al colegio para probarlo. Al llegar al patio, encontró a sus compañeros riéndose de un grupo de niñas. Luci se acercó y, con el medallón alrededor de su cuello, compartió su experiencia.
"Sé que a veces soy diferente, pero eso no significa que no sea valiosa. Ser princesa no me hace mejor que ustedes, sólo me hace diferente" - dijo Luci, mientras las lágrimas cruzaban su rostro.
Sus compañeros, al ver la tristeza en el rostro de Luci gracias al medallón, se sintieron conmovidos. Las risas se convirtieron en murmullos de sorpresa.
"No sabía que te sentías así, Luci. " - dijo un niño. "Nunca quise hacerte daño".
"Nosotros también hemos cometido errores. Te prometemos que no volveremos a reírnos de ti" - agregó una niña con voz sincera.
Luci sintió un calidez en su corazón. De repente, todo parecía diferente. Sus compañeros se acercaron y empezaron a decirle cosas bonitas.
"Eres muy valiente, Luci!" - dijo una niña. "Y tu jardín siempre es tan hermoso, ¿puedes enseñarnos tus flores?" - preguntó otro niño, sonriente.
Desde ese día, Luci no sólo fue vista como la pequeña princesa, sino también como una amiga. Comenzaron a jugar juntos, a compartir risas y aventuras en su jardín. El medallón siempre recordaba a todos que, aunque fueran diferentes, lo importante era el amor y la amistad que podían compartir.
Así, Luci aprendió que ser diferente es lo que nos hace únicos y que la amistad verdadera nace de la aceptación y la comprensión. El mago Melódico siempre estuvo en su corazón, recordándole que, a pesar de los desafíos, la magia de la amistad siempre podría superar las barreras de la burla y el aislamiento.
Fin.
FIN.