La princesa Marylin y el tesoro de la amistad



Había una vez en un lejano reino, una princesa llamada Marylin. Era muy hermosa y talentosa, pero también extremadamente tímida. Aunque tenía todo lo que podía desear, había algo que la entristecía: no tenía amigos en la escuela.

Todos los días, Marylin se sentaba sola en su escritorio mientras sus compañeros jugaban juntos y se divertían. Ella observaba desde lejos con tristeza, deseando poder unirse a ellos, pero su timidez le impedía dar el primer paso.

Un día, mientras caminaba por los jardines del castillo pensando en cómo hacer amigos, vio a un grupo de niños jugando al escondite. Se acercó tímidamente y les preguntó si podía unirse a ellos.

Los niños aceptaron encantados y pronto se convirtieron en buenos amigos. Marylin estaba feliz de haber encontrado amigos con quienes jugar, pero su timidez aún la limitaba cuando se trataba de hablar o expresar sus ideas.

Siempre permanecía callada durante las conversaciones grupales y solo sonreía tímidamente. Un día, durante una clase de arte, el profesor anunció que habría una competencia para crear el dibujo más hermoso del reino. Todos los estudiantes estaban emocionados y comenzaron a trabajar en sus obras maestras.

Marylin quería participar también, pero dudaba de sí misma. Sin embargo, recordó algo importante que su abuelo solía decirle: "La verdadera belleza está dentro de ti".

Con esto en mente, decidió enfrentar sus miedos y mostrarle al mundo su talento oculto. Con gran determinación, Marylin comenzó a dibujar un hermoso paisaje lleno de colores vibrantes y detalles maravillosos. Pasó horas trabajando en su obra maestra, dejando que su imaginación volara.

Cuando finalmente llegó el día de la competencia, todos los estudiantes presentaron sus dibujos. El profesor recorrió la sala admirando cada uno de ellos hasta que llegó al dibujo de Marylin. Se quedó sin palabras ante la belleza y originalidad de su obra.

El profesor anunció emocionado que el dibujo de Marylin era el ganador del concurso. Todos los estudiantes aplaudieron y felicitaron a Marylin por su increíble talento. A partir de ese día, la timidez de Marylin comenzó a desvanecerse lentamente.

Se dio cuenta de que tenía mucho más para ofrecer al mundo y decidió compartirlo con valentía.

Marylin se convirtió en una princesa amada por todos en el reino no solo por su belleza exterior, sino también por su bondad y talento interior. Aprendió que ser tímida no era algo malo, pero también aprendió a enfrentar sus miedos y dejar brillar su verdadero yo. Desde entonces, Marylin tuvo muchos amigos en la escuela y disfrutaba cada momento junto a ellos.

Juntos crearon recuerdos inolvidables mientras exploraban nuevas aventuras.

Y así, nuestra querida princesa demostró al mundo que no importa cuán tímidos seamos al principio, siempre podemos encontrar nuestro lugar si nos atrevemos a ser nosotros mismos y mostrar nuestros verdaderos talentos al mundo.

FIN.

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