La Princesa Melodía y el Reino de los Instrumentos



En un hermoso país llamado Chile, donde los montes y valles se mezclaban en un abrazo de colores, había un reino encantado llamado Melodía. Su reina, la Princesa Aria, era conocida por su amor por la música y su habilidad para tocar varios instrumentos, como el rabel, el arpa, la guitarra, el guitarrón y el charrango. El reino vibraba con las melodías que ella creaba, llenando los corazones de sus habitantes con alegría y felicidad.

Un día, mientras practicaba en los jardines del castillo, la princesa escuchó un lamento triste que provenía del bosque.

- “¿Quién está llorando? ” - preguntó, curiosa.

Al acercarse, encontró a un pequeño duende llamado Trino, que estaba sentado sobre una roca, con lágrimas en los ojos.

- “¿Qué te pasa, Trino? ” - inquirió la princesa, agachándose a su lado.

- “Mi arpa, la que me regala la música, se ha roto y no sé cómo repararla. Sin ella, el bosque está triste y los árboles no bailan con el viento” - sollozó el duende.

La Princesa Aria, siempre dispuesta a ayudar, decidió que debía hacer algo al respecto.

- “No te preocupes, amigo. ¡Juntos la repararemos! Debo conseguir materiales, pero antes, necesito tu ayuda. ¿Sabés dónde puedo encontrar la madera más hermosa de todo el bosque? ” - propuesta.

Trino, aliviado por su ayuda, sonrió con una chispa de esperanza.

- “Sí, hay un lugar escondido entre los árboles más viejos, donde crece un árbol que brilla con la luz del sol. Su madera es perfecta para un arpa” - respondió, emocionado.

La princesa y Trino se adentraron en el bosque, enfrentando diversos desafíos, como cruzar un río caudaloso e incluso sortear un espantoso rugido que resultó ser un gato montés que solo quería jugar. Después de varias aventuras, finalmente encontraron el árbol mágico.

- “¡Mira! ” - exclamó Trino - “Es precioso. Debemos cortarlo con cuidado.”

La princesa utilizó su guitarra para hacer música y atraer a los pájaros, quienes se posaron en el árbol y comenzaron a cantar, creando una melodía encantadora. El árbol comenzó a perder algunas ramas que se transformaron en hermosos trozos de madera. Con cuidado, recogieron las piezas necesarias.

Días después, al volver al castillo, la princesa se sentó junto a Trino, y juntos comenzaron a trabajar en la reparación del arpa. Utilizaron acordes mágicos que resonaban en el aire mientras unían las piezas.

- “¡Pronto la música volverá a brillar en el bosque! ” - exclamó Aria, llena de emoción.

Finalmente, el arpa quedó lista, y Trino, con sus manitas temblorosas, comenzó a tocarla con suavidad. Las notas sonaron como el canto de un serafín, llenando el espacio con armonía.

En ese instante, el bosque cobró vida. Los árboles comenzaron a danzar, los animales se unieron en una fiesta y las flores florecieron con más intensidad. Reía la princesa mientras miraba a su alrededor.

- “¡Lo logramos, Trino! Tu música llenó el bosque de alegría” - dijo entusiasmada.

Pero el reino también había notado algo: una sombra oscura se cernía sobre ellos. Era la bruja Melodrama, celosa del talento musical de la princesa.

- “¡Silencio! Su música me molesta y esto debe terminar! ” - gritó Melodrama, lanzando un conjuro.

Los árboles empezaron a marchitarse y la alegría se desvanecía. Rápidamente, la princesa, recordando el poder que tenía la música, tomó su guitarra.

- “¡Trino, necesitamos unir nuestras fuerzas! ¡La música puede vencer a la maldad! ” - gritó.

Y juntos, emprendieron una sinfonía que resonaba con el poder de la amistad. Las notas subieron y dieron la vuelta al mundo, alcanzando incluso a Melodrama, quien al escuchar la armonía comenzó a titubear.

- “¿Qué... qué es esto? ” - balbuceó la bruja, sintiendo la calidez de la melodía en su corazón.

La música se volvió tan poderosa que hizo que la bruja olvidara su enojo, y se sintió atraída por la alegría que traía.

- “Nunca había experimentado algo tan hermoso. Permítanme quedarme y aprender” - dijo, casi tímida.

La Princesa Aria, con su corazón lleno de generosidad, le sonrió.

- “Claro, puedes quedarte. Aquí todos son bienvenidos, y juntos haremos música más hermosa aún” - afirmó.

Así, el bosque y el reino florecieron nuevamente bajo la influencia de la música. La bruja Melodrama, transformada por la amistad y la música, se unió a ellos, y el reino de Melodía se convirtió en un lugar de alegría, donde todos compartían sus talentos y se ayudaban mutuamente.

Y así, el reino continuó brillando con colores y melodías, y la Princesa Aria aprendió que la música tiene el poder de unir a todos, incluso a quienes alguna vez pensaron que estaban solos. Nunca olvidaron esa aventura, y cada melodía nueva que creaban era un nuevo cuento que contaban al mundo de lo que pudieron lograr juntos.

FIN.

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