La Princesa Necalli y su aventura canaria


Había una vez una Princesa llamada Necalli que venía de Júpiter a visitar a sus amigos en el hermoso pueblo de Candelaria, ubicado en las Islas Canarias.

Necalli estaba muy emocionada por conocer más sobre el estilo de vida y la cultura de sus amigos. Cuando llegó a Candelaria, fue recibida con los brazos abiertos por sus amigos. Ellos estaban ansiosos por mostrarle todo lo maravilloso que su isla tenía para ofrecer.

Decidieron empezar enseñándole sobre la música canaria, ya que era una parte fundamental de su cultura. Un día soleado, todos se reunieron en la plaza del pueblo donde había un grupo de músicos tocando instrumentos típicos canarios como la guitarra y el timple.

Los sonidos alegres y animados llenaron el aire mientras los músicos cantaban canciones tradicionales. Necalli quedó fascinada al escuchar esa melodía tan especial. "¡Esto es increíble!", exclamó ella emocionada. "-¿Pueden enseñarme a tocar algún instrumento?", preguntó curiosa.

Sus amigos sonrieron y le dijeron: "-¡Claro que sí! Vamos a llevarte a una clase de timple". El timple era un pequeño instrumento parecido a una guitarra pero con solo cinco cuerdas.

En la clase, Necalli aprendió cómo sostener el timple correctamente y cómo hacer sonar las cuerdas para crear diferentes notas musicales. Aunque al principio le costaba un poco, pronto comenzó a tocar algunas melodías sencillas.

Después de la clase, todos fueron a visitar un museo dedicado a la cultura canaria. Allí, Necalli pudo aprender más sobre la historia de las Islas Canarias, sus tradiciones y costumbres. Vio trajes típicos coloridos, artesanías hechas a mano y objetos antiguos que contaban historias fascinantes.

En el museo también había una exhibición sobre los paisajes naturales de las islas. Había fotografías y pinturas hermosas de montañas volcánicas, playas doradas y exuberantes bosques verdes. "-¡Es un paraíso!", exclamó Necalli maravillada.

Después de explorar el museo, todos se dirigieron a una fiesta en la playa donde pudieron disfrutar de danzas tradicionales canarias como el baile del salto del pastor y el baile del tambor. Necalli se unió a la diversión y aprendió algunos pasos básicos.

Mientras bailaba al ritmo de los tambores, Necalli sintió una conexión especial con sus amigos y con la cultura canaria.

Aprendió que su estilo de vida era tranquilo pero lleno de alegría, amor por la naturaleza y respeto por sus tradiciones. Al finalizar su visita, Necalli se despidió emocionada pero prometiendo volver algún día para seguir aprendiendo sobre las Islas Canarias y su maravillosa cultura.

Y así fue como la Princesa Necalli descubrió la música, el arte y el espíritu vibrante de las Islas Canarias gracias a sus amigos en Candelaria. Aprendió que no importa qué tan lejos estemos o qué planeta vengamos, siempre podemos encontrar belleza en otras culturas si tenemos curiosidad y corazón abierto.

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