La Princesa Pintora y el Mago de los Colores
Lola era una princesa muy especial. Desde pequeña, había demostrado un gran talento para la pintura y el dibujo. Por eso, su castillo estaba lleno de cuadros y obras de arte que ella misma había creado.
Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Lola se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo. Los colores parecían desvanecerse poco a poco, hasta que todo quedó en blanco y negro. -¡Qué está pasando! -exclamó Lola asustada-.
¿Por qué todo se ve tan aburrido? Fue entonces cuando decidió emprender una aventura para descubrir qué estaba causando ese extraño fenómeno. Recorrió bosques mágicos y montañas nevadas, siempre con sus pinceles y acuarelas a mano.
En el camino, se encontró con muchos personajes interesantes: hadas coquetas, gigantes amables e incluso un dragón parlanchín. Todos ellos le ayudaron a seguir adelante en su búsqueda.
Finalmente llegó al final del camino: una cueva oscura donde vivía un malvado mago que había robado todos los colores del mundo para usarlos en sus propios experimentos. -¡Devuelve los colores ahora mismo! -gritó Lola valientemente al mago. Pero el mago no quería escucharla.
Así que Lola decidió utilizar su habilidad artística para enfrentarlo. Con trazos precisos y colores brillantes, Lola creó una obra de arte tan hermosa que logró cautivar al malvado mago. Conmovido por tanta belleza, decidió devolver todos los colores que había robado. -Gracias, Lola -dijo el mago-.
No sabía lo importante que eran los colores para hacer del mundo un lugar más hermoso. Desde ese día, el castillo de Lola volvió a brillar con todos los colores del arco iris.
Y ella siguió pintando y creando obras de arte maravillosas que inspiraban a todos los que las miraban.
FIN.