La princesa que aprendió a dormir


Había una vez en un reino muy lejano una princesa llamada Amelia. Era la más hermosa y querida por todos los habitantes del reino, pero tenía un problema: no le gustaba dormir.

Cada noche, cuando llegaba la hora de ir a la cama, Amelia se ponía de mal humor y protestaba hasta que su madre, la Reina Isabel, accedía a dejarla despierta un poco más. Pero esto hacía que al día siguiente se levantara cansada y gruñona.

Un día, mientras paseaba por el jardín del castillo, Amelia se encontró con un búho sabio que vivía allí desde hacía muchos años. Él notó el malhumor de la princesa y decidió hablar con ella.

"Hola princesa Amelia ¿Por qué estás tan triste?"- preguntó el búho. "No me gusta dormir porque pierdo tiempo para hacer cosas divertidas"- respondió Amelia con fastidio. El búho sabio sonrió y le dijo:"Amelia, dormir es muy importante para tu cuerpo y mente.

Durante el sueño tu cuerpo descansa y se recupera del cansancio del día. Además, mientras duermes tu cerebro procesa todas las experiencias del día anterior para poder recordarlas mejor".

La princesa escuchó atentamente lo que decía el búho sabio y comenzó a entender lo importante que era dormir bien todas las noches. Decidió darle una oportunidad al sueño y empezar a acostarse temprano cada noche.

Al principio fue difícil para ella conciliar el sueño ya que estaba acostumbrada a estar despierta hasta tarde pero poco a poco sus hábitos fueron cambiando. La princesa comenzó a sentirse más descansada y con más energía durante el día.

Un día, mientras paseaba por el jardín del castillo, Amelia se encontró con un grupo de niños que jugaban felices. Se acercó a ellos para unirse al juego y notó que todos la recibían con una sonrisa en el rostro. "Hola princesa Amelia ¿Cómo estás hoy?"- preguntaron los niños.

"Estoy muy bien gracias"- respondió Amelia sorprendida por la amabilidad de los niños. "Es que últimamente te hemos visto más feliz y con más energía"- explicó uno de ellos.

La princesa sonrió al darse cuenta de que su cambio de hábitos había afectado positivamente su vida y la de las personas alrededor suyo. A partir de ese momento decidió seguir durmiendo bien todas las noches para poder estar siempre llena de energía y alegría.

Desde entonces, la princesa Amelia se convirtió en un ejemplo para todos los habitantes del reino sobre lo importante que es dormir bien cada noche. Y así vivió feliz junto a su familia y amigos por muchos años más.

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