La Princesa Sabri y el Castillo Restaurado
Había una vez una princesa llamada Sabri, que vivía en una torre muy alta. Desde allí podía ver todo el reino y soñaba con algún día gobernarlo como reina.
Pero Sabri estaba cansada de estar encerrada en su torre, quería explorar el mundo y conocer a otras personas. Así que un día decidió que era hora de mudarse a un castillo y comenzar su camino hacia la realeza.
Con sus pertenencias empacadas en una pequeña bolsa, Sabri bajó por las escaleras de caracol de la torre y se dirigió al bosque cercano. Allí encontró a un grupo de animales amigables que la ayudaron a encontrar el camino hacia el castillo más cercano.
Cuando finalmente llegaron al castillo, Sabri se sorprendió al encontrarlo abandonado y descuidado. Pero no dejó que esto la desanimara, sabía que tenía lo necesario para arreglarlo y hacerlo brillar nuevamente. Mientras trabajaba duro para restaurar el castillo, Sabri hizo muchos amigos nuevos.
Conoció a los campesinos del pueblo cercano, quienes le enseñaron sobre las necesidades del pueblo y cómo podría ayudarlos como futura reina.
También se hizo amiga del jardinero del castillo quien le mostró cómo cuidar las flores y plantas del jardín. Sin embargo, no todo fue fácil para Sabri. Un día mientras trabajaba en la cocina del castillo preparando una cena especial para sus nuevos amigos, escuchó unos ruidos extraños provenientes del sótano oscuro debajo de ella.
Preocupada por lo que podría ser, tomó valor e investigó. Allí encontró a un grupo de bandidos que habían estado saqueando el reino.
Sabri, valiente como siempre, enfrentó a los bandidos y logró capturarlos con la ayuda de sus amigos del pueblo. Con los bandidos en la cárcel y el castillo restaurado, Sabri se había ganado el respeto y admiración de todos en el reino.
Y cuando finalmente llegó el momento de ser coronada como reina, Sabri sabía que estaba lista para gobernar con sabiduría y compasión. Y así fue como Sabri dejó su torre detrás y se convirtió en una gran reina amada por todos en su reino.