La Princesa Sofía y la Pelota del Niño
Había una vez una princesa llamada Sofía que vivía en un hermoso castillo rodeado de jardines y fuentes.
La princesa era muy alegre y amable con todos, pero tenía una debilidad: le costaba mucho respetar las pertenencias de los demás. Un día, mientras paseaba por el jardín del castillo, vio a un niño jugando con su pelota. Sin pensarlo dos veces, Sofía corrió hacia él y le quitó la pelota para jugar ella misma.
El niño se quedó triste y sin saber qué hacer. "¡Princesa Sofía, eso no está bien! ¡Le has quitado la pelota al niño!"- dijo su amiga Ana que venía caminando detrás de ella.
Sofía se sintió mal al ver la tristeza del niño y decidió devolverle la pelota. Pero cuando fue a dársela, vio que estaba pinchada y ya no servía para jugar. "Lo siento mucho, pequeño. No quise arruinar tu pelota"- dijo apenada la princesa.
El niño se alejó sin decir nada pero Sofía sabía que había hecho algo malo y quería remediarlo. Así que decidió ir a comprarle una nueva pelota al chico con su propio dinero.
Cuando llegó a la tienda de juguetes, encontró al mismo niño mirando los juguetes con tristeza en sus ojos. La princesa se acercó a él y le entregó la nueva pelota.
"Espero que me perdones por lo ocurrido antes"- dijo Sofía sonriendo "A partir de ahora prometo respetar las pertenencias de los demás". El niño se emocionó al ver su nueva pelota y agradeció a la princesa por su gesto.
Desde ese día, Sofía aprendió la importancia del respeto hacia los demás y se convirtió en una mejor persona. La historia de la princesa Sofía se difundió por todo el reino y muchos niños comenzaron a imitar sus acciones.
El castillo se llenó de risas y juegos compartidos entre todos gracias al valor del respeto que había aprendido la princesa. Y así, vivieron felices para siempre en un mundo donde el respeto era lo más importante para convivir en paz.
FIN.