La princesa Uma y el calor robado
Había una vez en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Uma. Era conocida por su dulzura y generosidad con todos los habitantes del reino.
Sin embargo, había un brujo malvado llamado Juan que siempre estaba tramando planes para hacer el mal. Un día, el brujo Juan decidió robarle algo muy valioso a la princesa Uma: su calor. Sabía que si lograba quitarle todo su calor, ella se debilitaría y perdería su fuerza vital.
Con este plan en mente, el brujo comenzó a investigar cómo podría llevarlo a cabo. El brujo Juan sabía que la princesa Uma era amante de las flores y tenía un jardín encantador lleno de plantas exóticas.
Decidió visitarla disfrazado como un vendedor ambulante y ofrecerle una flor mágica que prometía ser la más hermosa del reino. La princesa Uma recibió al supuesto vendedor con alegría y curiosidad.
El brujo le mostró la flor mágica y dijo: "Princesa Uma, esta es una flor especial que tiene el poder de otorgarte belleza eterna". La princesa quedó maravillada por tal oferta y no pudo resistirse a comprarla.
Sin embargo, lo que la princesa no sabía era que esa flor mágica tenía un hechizo oculto creado por el malvado brujo Juan. Una vez colocada en su jardín, comenzaría a absorber todo el calor del entorno hasta dejarlo completamente frío.
Días después de haber comprado la flor mágica, la princesa notó algo extraño en su jardín. Todas las plantas se marchitaban y el aire parecía estar cada vez más frío. Preocupada por su querido jardín, la princesa decidió investigar qué estaba sucediendo.
Al adentrarse en el jardín, la princesa descubrió que la flor mágica era la causante de todo ese desastre. Entonces recordó al vendedor ambulante y sospechó que él tenía algo que ver con aquel mal.
Decidida a recuperar el calor y salvar su reino, la princesa Uma fue en busca del brujo Juan. Lo encontró en una cueva oscura donde realizaba sus hechizos malignos. Al verla llegar, el brujo se burló diciendo: "Princesita, ya es demasiado tarde para ti".
La valiente princesa no se dejó intimidar y le dijo: "Brujo Juan, sé que fuiste tú quien robó todo el calor de mi jardín". El brujo rió maliciosamente y respondió: "Así es, pequeña princesa. Pero ahora también te quitaré tu propio calor".
El brujo lanzó un hechizo hacia la princesa Uma intentando robarle su energía vital. Sin embargo, lo que no sabía era que la bondad y generosidad de Uma eran mucho más poderosas que cualquier magia negra.
La princesa repitió una frase especial aprendida de un antiguo libro de hechizos buenos: "-Con amor y amistad protegeré mi calor", mientras tocaba su corazón con determinación. Un destello brillante envolvió a la princesa Uma protegiéndola del ataque del brujo Juan.
El hechizo se revirtió y el calor que le había robado al jardín y a la princesa regresó en un instante. El brujo Juan quedó sorprendido y derrotado.
La princesa Uma, con su calidez restaurada, decidió perdonar al malvado brujo y ofrecerle una oportunidad de cambiar sus actitudes. A partir de ese día, el brujo Juan comprendió que la maldad no llevaba a ninguna parte y decidió convertirse en un brujo bueno.
Juntos, la princesa Uma y el antiguo brujo Juan trabajaron para reparar los daños causados en el jardín e impartieron lecciones de amistad y generosidad a todos los habitantes del reino.
Y así, gracias a la valentía y bondad de la princesa Uma, el reino volvió a ser cálido y acogedor. Todos aprendieron que siempre es mejor compartir nuestro calor con los demás antes de intentar robarlo o guardarlo solo para nosotros mismos.
FIN.