La princesa valiente
Ariana era una niña muy especial. Tenía una habitación preciosa, con una cama grande y cómoda, un armario lleno de vestidos bonitos y juguetes por doquier.
Pero a pesar de todo eso, Ariana no quería dormir sola en su habitación. Siempre que llegaba la noche, se ponía triste y asustada. "Mamá, papá... no quiero dormir sola", decía Ariana mientras se aferraba a sus padres.
"Pero hija, tienes una habitación muy linda para ti solita", respondían sus padres tratando de persuadirla. Pero nada parecía calmar a Ariana. Por las noches ella despertaba llorando y corría a la habitación de sus papás para dormir con ellos.
Y aunque ellos la amaban mucho y la dejaban quedarse allí, sabían que no era lo mejor para ella. Un día, mientras paseaban por el parque juntos, los padres de Ariana encontraron un libro mágico en un banco.
Era un libro antiguo con dibujos hermosos que contaba historias sobre princesas valientes y aventureros intrépidos. "Mira hija", dijo su mamá señalando el libro. "Este libro es mágico y tiene historias increíbles". Ariana abrió el libro emocionada y empezó a hojearlo rápidamente.
De repente vio una historia sobre una princesa que tenía miedo al agua pero gracias al valor que encontró en su interior pudo superar ese temor. "¿Por qué está triste la princesa?", preguntó Ariana señalando las ilustraciones del cuento.
"Ella tiene miedo de nadar en el lago pero sabe que debe hacerlo para salvar a su pueblo", explicó su papá. Ariana se quedó pensando en la historia y decidió que ella también quería ser valiente como la princesa del libro.
Esa noche, cuando llegó la hora de dormir, Ariana se acostó en su cama y cerró los ojos. De repente recordó las palabras del cuento y se dijo a sí misma: "Soy valiente, puedo dormir sola".
Y así fue como Ariana venció sus miedos esa noche. Y aunque al principio fue difícil, poco a poco fue sintiéndose más segura en su habitación. Con el tiempo, empezó a tener sueños bonitos y emocionantes cada vez que dormía sola.
Desde entonces, Ariana leía un cuento antes de dormir todas las noches y siempre encontraba inspiración para enfrentar sus temores. Y así aprendió que ser valiente no significa no tener miedo sino enfrentarlo con coraje e imaginación.
FIN.