La princesa valiente



Había una vez, en un lejano reino llamado Encantia, una hermosa princesa llamada Lucia. Ella vivía en un castillo mágico rodeado de flores y animales encantados.

Sin embargo, había algo que entristecía a la princesa: estaba atrapada en el castillo sin poder salir. Lucia soñaba con explorar el mundo exterior y conocer nuevas personas, pero su malvada madrastra, la Reina Malvina, no le permitía hacerlo.

La reina tenía miedo de que Lucia conociera a alguien especial y se enamorara. Por eso mantenía a la princesa prisionera en el castillo. Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, Lucia vio un caballero montado en un hermoso corcel blanco acercándose rápidamente hacia ella.

Era el Príncipe Edward, quien había escuchado hablar de la triste situación de la princesa y decidió ayudarla. - ¡Princesa Lucia! -exclamó Edward-. He venido para rescatarte del cautiverio en el que te encuentras.

La princesa se llenó de alegría al ver al apuesto príncipe dispuesto a liberarla. - Oh, Príncipe Edward, estoy tan feliz de verte -dijo Lucia emocionada-. Pero temo que mi madrastra no me dejará ir fácilmente.

El Príncipe Edward sonrió con confianza y dijo:- No te preocupes, querida princesa. Estoy dispuesto a enfrentarme a cualquier desafío para liberarte. Juntos idearon un plan para engañar a la Reina Malvina y escapar del castillo. Edward se disfrazó de músico ambulante y llegó al castillo tocando su guitarra.

- ¡Alteza! -dijo el príncipe fingiendo sorpresa-. He oído hablar de la tristeza que embarga a la princesa Lucia, y he compuesto una canción especialmente para ella.

La Reina Malvina, intrigada por la música, permitió que el supuesto músico ingresara al castillo. Edward continuó tocando mientras se acercaba sigilosamente hacia la celda de Lucia. - Princesa Lucia, ha llegado el momento de escapar -susurró Edward con cautela.

Lucia salió de su celda rápidamente y se unió al príncipe en su huida. Pero justo cuando estaban a punto de escapar, fueron descubiertos por la Reina Malvina. - ¡Deténganse! -gritó furiosa-. No permitiré que escapen tan fácilmente.

Edward y Lucia corrieron lo más rápido que pudieron, pero la malvada reina los perseguía sin descanso. Parecía que todo estaba perdido hasta que encontraron un puente colgante sobre un río profundo. Sin pensarlo dos veces, Edward tomó a Lucia en brazos y saltó audazmente sobre el abismo.

Aterrizaron sanos y salvos al otro lado del río mientras la Reina Malvina quedaba atrapada en el medio del puente inestable. Finalmente libres, Edward y Lucia celebraron su escape exitoso. Juntos exploraron Encantia, conocieron nuevos amigos e hicieron grandes aventuras.

La princesa ya no estaba atrapada en el castillo y había encontrado el amor en el valiente Príncipe Edward. Desde aquel día, Lucia aprendió que nunca debía dejar que nadie la detuviera en su búsqueda de la felicidad.

Y juntos, vivieron felices para siempre, recordando siempre cómo se habían rescatado mutuamente del cautiverio y encontraron su libertad.

FIN.

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