La Princesa Valiente y el Bosque Mágico



Había una vez, en un reino muy lejano, una princesa llamada Lila que amaba correr y jugar en el bosque que rodeaba su castillo. Era un lugar mágico, lleno de árboles altos, flores de colores brillantes y animales amigables. Lila pasaba horas explorando su mundo, sintiéndose libre como el viento.

Un día soleado, mientras corría entre los árboles, Lila se sintió más aventurera que nunca. De repente, su pie tropezó con una roca escondida entre las hojas. "¡Ay!"- gritó, mientras caía al suelo. Lila se dio cuenta de que se había lastimado el tobillo. Dolorida, se sentó y se tocó el pie con cuidado. "Oh, no... ¿Quién podrá ayudarme ahora?"- pensó, sintiéndose un poco asustada.

Mientras tanto, un pequeño zorro llamado Rubén que la había estado observando desde un arbusto se acercó. "Hola, Princesa Lila. ¿Estás bien?"- preguntó Rubén, con su voz suave y preocupada. Lila sonrió entre lágrimas. "Hola, Rubén. Me lastimé el tobillo, y no sé cómo volver a casa..."-

El zorro pensó por un momento y dijo: "No te preocupes, yo puedo ayudarte. Primero, necesitas descansar un poco. Intentá no moverte mucho. Yo voy a buscar a alguien que te ayude."-

Así, Rubén corrió a buscar ayuda. Empezó a gritar "¡Ayuda! ¡La Princesa Lila se ha lastimado!"- A poco, una dulce ardilla llamada Sofía, que había oído el llamador, llegó rápidamente al lugar. "¿Qué pasó, Rubén?"- preguntó Sofía, agitada.

"La Princesa se lastimó el tobillo. Necesitamos hacer algo para ayudarla!"- respondió Rubén, mientras Lila los miraba con ojos preocupados. Sofía miró a Lila, acariciando su suave pelaje anaranjado. "¡No te preocupes, Princesa! Vamos a improvisar un vendaje y a buscar hierbas para calmar el dolor. Somos buenos en eso."-

Sofía rápidamente recolectó hojas grandes y suaves, mientras Rubén fue en busca de unas hierbas que crecían cerca de un riachuelo. "Las hierbas que necesitamos tienen un aroma especial. Huelen a menta y son muy buenas para calmar el dolor,"- le dijo Rubén a Lila mientras volvía con un montón de ellas.

Pronto, Sofía ató las hojas alrededor del tobillo de Lila para inmovilizarlo. "¿Ves? Esto ayudará a que te sientas mejor,"- dijo la ardilla. Lila sintió un poco de alivio, pero aún le preocupaba cómo volver a casa. "Gracias, amigos. Pero todavía tengo que superar el camino de regreso al castillo..."-

Justo en ese momento, el cielo empezó a oscurecerse y un suave viento comenzó a soplar. De los árboles apareció un mágico búho llamado Osvaldo. "¿Qué sucede, pequeños?"- preguntó, con su voz profunda y sabia.

"La Princesa Lila se ha lastimado y no sabe cómo volver a casa,"- explicó Rubén. Osvaldo, con una mirada comprensiva, dijo: "No se preocupen. Con un poco de cooperación, todos podemos ayudar a la princesa. Lila, si puedes trepar a mi espalda, puedo volar muy bajo y llevarte de regreso al castillo. Así no tendrás que caminar."-

"¡Claro! Eso sería maravilloso,"- exclamó Lila, sintiéndose aliviada. Con un poco de esfuerzo, Lila subió a la espalda del búho.

Osvaldo voló suavemente por el bosque, mientras Rubén y Sofía los seguían por el suelo, animando a su amiga. "¡Vamos, Lila! ¡Ya casi llegamos!"- gritó Rubén feliz.

Finalmente, arribaron al castillo y Osvaldo dejó a Lila con cuidado en la puerta. La princesa se sintió muy agradecida. "No sé qué habría hecho sin su ayuda, amigos. Gracias a ustedes, puedo volver a casa sin estar tan preocupada."-

Rubén y Sofía sonrieron, llenos de alegría. "Siempre estaremos aquí para ayudarte, Lila. Recuerda, no hay que tener miedo de pedir ayuda cuando la necesites."-

Lila sonrió y les prometió que se cuidaría y no volvería a correr sin estar atenta. Desde ese día, la princesa aprendió a disfrutar de sus aventuras, pero siempre prestando atención al entorno y, sobre todo, a valorar la amistad.

Y así, intercalando sus días de juegos y aprendizajes, la princesa Lila, Rubén y Sofía vivieron muchas más aventuras, siempre juntos y siempre dispuestos a ayudarse mutuamente.

FIN.

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