La Princesa Valiente y el Caballero del Corazón Noble
Érase una vez, en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Sofía que vivía en un castillo brillante. Sofía no solo era conocida por su belleza, sino también por su valiente corazón y su amor por la aventura. Un día, mientras contemplaba el horizonte desde lo alto de su torre, vio un destello de fuego en el bosque cercano. Intrigada, decidió investigar, olvidando por un momento su papel de princesa.
Cuando llegó al bosque, se encontró con un imponente dragón. Aunque su apariencia era aterradora, en su corazón, el dragón estaba triste.
"¿Por qué lloras, gran dragón?" - preguntó Sofía.
El dragón, que se llamaba Drako, respondió con un rugido suave,
"Todos me temen y me llaman monstruo, pero en realidad solo quiero compañía y un amigo con quien compartir mis tesoros."
Sofía sintió empatía por Drako y le dijo,
"Yo no te temeré, Drako. Todos merecen un amigo, incluso tú. ¿Por qué no vienes al castillo?"
Drako, sorprendido y conmovido por la propuesta, decidió seguirla al castillo. Mientras tanto, un caballero llamado Fernando, conocido por su destreza en la lucha y su valor, escuchó rumores de que un dragón se había instalado cerca del castillo. Decidió que debía salvar a la princesa, así que se armó con su espada y Montó su caballo resplandeciente, listo para la batalla.
Cuando Fernando llegó al bosque, vio a Sofía hablando con Drako.
"¡Alto, monstruo!" - exclamó Fernando, espada en mano.
Sofía se interpuso entre ellos y gritó,
"¡No, señor caballero! Este dragón no es un monstruo, solo busca un amigo. Deberíamos darle la oportunidad de demostrarlo."
Fernando, confundido, bajó su espada y escuchó a Sofía.
"Pero... no puedo confiar en un dragón" - dijo, aún dudoso.
"Dale una chance, Fernando. A veces las apariencias engañan. ¡Vamos a hacerlo juntos!" - sugirió Sofía.
Así que, los tres decidieron pasar el día juntos. Drako mostró a Sofía y Fernando sus tesoros: joyas que había coleccionado a lo largo de los años, tales como piedras preciosas que decía que eran regalos de personas que confió en él. A medida que avanzaba el día, Fernando se dio cuenta de que Drako, en realidad, tenía un corazón amable y generoso. La amistad entre ellos creció, y los tres se convirtieron en grandes amigos.
Un par de días después, el rey, padre de Sofía, escuchó rumores sobre su hija y el dragón. Alarmado, decidió enviar a un grupo de caballeros a buscar a Sofía y a “el monstruo”. Cuando los caballeros llegaron al bosque, encontraron a los tres jugando y riendo juntos.
"¡Sofía!" - gritó el rey, preocupado. "¿Por qué estás con ese dragón?"
Sofía, con valentía, se acercó a su padre.
"¡Papá! No es un monstruo, es nuestro amigo Drako. Él solo necesita compañía. ¡Te prometo que es bueno!"
El rey observó a Drako, quien se colocó nerviosamente atrás de los amigos. Entonces, Sofía dijo,
"Papá, ¿no deberíamos enseñar a las personas que no todo lo que parece malo es lo que realmente es?"
El rey reflexionó y vio el respeto en los ojos de Fernando y la determinación de su hija. Entonces, decidió darle una oportunidad a Drako.
"Está bien, Drako. Si te comprometes a ser un buen amigo para mi hija y para nuestro reino, te aceptaremos aquí."
Drako, emocionado, prometió estar siempre a su lado, y así se hizo. Desde ese día, el dragón se convirtió en el guardián del castillo y de sus habitantes, protegiendo el lugar con su fuego y valentía, mientras Sofía y Fernando intentaron difundir la amistad entre los pueblos y animales. Juntos demostraron que no importa la apariencia; lo que realmente importa es el corazón.
Y así, el reino se convirtió en un lugar donde todos, sin importar su forma o tamaño, podían ser amigos. La princesa Sofía, el caballero Fernando y el dragón Drako vivieron muchas más aventuras, enseñando a su reino la importancia de la amistad, la confianza y el respeto. Y desde entonces, el dragón nunca volvió a sentirse solo, porque había encontrado su lugar en el mundo y un verdadero hogar en el castillo de su amiga.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.