La princesa valiente y el dragón amigo
En un reino lejano, rodeado de colinas verdes y rios cristalinos, vivía la princesa Emma. Era conocida en todo el reino por su valentía y su gran corazón. Sin embargo, había un problema que perturbaba la paz del lugar: un dragón que vivía en el bosque. Todos en el reino temían al dragón, pues se decía que escupía fuego y buscaba a quien asustar.
Un día, Emma decidió que era hora de enfrentar su miedo y ayudar a su pueblo. "Si el dragón realmente es tan malo como dicen, debo descubrirlo por mí misma", pensó. Así que, con su escudo y su espada de juguete, se adentró en el bosque.
Después de un rato de caminar entre los árboles, escuchó un fuerte rugido. Se detuvo y se llenó de valentía. "¡Dragón! ¡Sal y pelea!"-, gritó, esperando que él aparezca.
En lugar de un rugido aterrador, escuchó un suave llanto. Asombrada, Emma decidió acercarse al sonido. Al llegar a un claro, se encontró con un dragón enorme, de escamas verdes y brillantes como esmeraldas. Estaba sentado en el suelo, con la cabeza gacha y un brillo triste en sus ojos.
"¿Por qué llorás?"-, le preguntó Emma, acercándose con cautela. El dragón levantó la mirada.
"Porque todos me temen. Estoy solo y no tengo amigos. Con solo ver mis escamas, huyen despavoridos"-, respondió con una voz profunda, pero melancólica.
Emma se sorprendió. "Pero si todos dicen que sos un monstruo malvado..."-
"Los rumores son solo eso, rumores. Solo quiero jugar y compartir, pero no puedo porque todos me ven como una amenaza"-, dijo el dragón mientras se secaba una lágrima.
La princesa sintió una gran compasión por el dragón. "¡Te entiendo! A veces, las apariencias engañan. Tu corazón parece ser tan grande como tu tamaño"-, le dijo Emma, sonriendo.
A partir de ese día, Emma y el dragón, a quien decidió llamar Drago, se hicieron amigos. Pasaban horas jugando en el bosque; volaban entre los árboles, jugaban al escondite y se divertían juntos. Emma le enseñó sobre las flores y los animales, mientras Drago le mostraba los secretos del bosque. Ambos se dieron cuenta de que compartían muchas cosas en común: les encantaba la aventura y tenían un amor genuino por la naturaleza.
Con el tiempo, Emma pensó en una manera de ayudar a Drago. "¡Ya sé!"-, exclamó emocionada. "Invitaré a todos a un gran picnic en el bosque y les presentaré a Drago"-.
Al principio, los habitantes del reino fueron reacios. "¿Y si nos quema con su fuego?"-, murmuraron algunos. Pero la princesa, con una voz firme, les dijo: "Si no ven el corazón de Drago, nunca entenderán que no es un monstruo, sino un amigo"-.
Finalmente, decidieron asistir. El día del picnic fue mágico. Emma preparó una gran manta con deliciosos manjares y Drago, para sorprender a todos, trajo frutas gigantes que había encontrado en el bosque. Cuando los aldeanos vieron al dragón, algunos se asustaron, mientras que otros, guiados por la valentía de Emma, se acercaron.
"Hola, soy Drago"-, dijo el dragón con una voz amable. "No quiero hacerles daño. Solo quiero ser su amigo"-.
Las sonrisas comenzaron a aparecer poco a poco. Un niño, valiente y curioso, se acercó primero. "¿Puedo montar en tu espalda?"-, preguntó. Drago, emocionado, asintió.
Pronto, todos estaban riendo y disfrutando. Drago se convirtió en el héroe del día, mostrando su habilidad para volar y jugar con los niños. Todos, incluyendo a los más temerosos, comenzaron a abrazar la idea de tener un dragón como amigo.
Al final del día, los aldeanos agradecieron a Emma. "Nos hiciste ver lo que realmente importa: la amistad"-, dijeron, abrazando al dragón.
Desde entonces, Drago se convirtió en el protector del reino y Emma, su mejor amiga. Juntos enseñaron a todos que no debemos juzgar por las apariencias. La valentía de la princesa había cambiado la historia del reino, y cada vez que alguien miraba a Drago, ya no veían un dragón aterrador, sino un amigo leal.
Y así, Emma y Drago vivieron muchas aventuras, demostrando que la amistad no conoce límites y que, a veces, lo que más necesitamos es un poco de valentía para descubrir la verdad que hay en los corazones de los demás.
FIN.