La Princesa Valiente y la Manzana Encantada

Había una vez en un reino lejano, una princesa llamada Valiente que amaba explorar los jardines del castillo. Un día, mientras paseaba entre los árboles frutales, encontró una hermosa manzana roja brillante.

Sin pensar dos veces, la princesa Valiente tomó un bocado jugoso de la sorprendente fruta. De repente, sintió un extraño cosquilleo en todo su cuerpo y cayó profundamente dormida. Los sirvientes del castillo intentaron despertarla, pero nada parecía funcionar.

Preocupado, el rey convocó a los más sabios hechiceros y brujas del reino en busca de ayuda. La bruja del bosque, una anciana sabia con gran conocimiento de las artes mágicas, les dijo que la princesa Valiente estaba bajo un poderoso hechizo.

La única cura era encontrar una flor mágica que crecía en lo más alto de la Montaña Prohibida. Sin perder un instante, el valiente príncipe Mateo se ofreció para emprender la peligrosa misión.

"Yo iré a la Montaña Prohibida y traeré la flor mágica que curará a la princesa", exclamó determinado el príncipe Mateo. Equipado con una espada, un escudo y una poción de valor, partió hacia la montaña. En su camino, el príncipe Mateo enfrentó desafíos increíbles, desde dragones hasta laberintos encantados.

A pesar de todos los obstáculos, no se rindió. Después de días de viaje, finalmente alcanzó la cima de la Montaña Prohibida, donde encontró la rara flor mágica.

Con un suspiro de alivio, regresó al castillo y colocó la flor junto a la princesa Valiente. Al instante, la princesa despertó, con una sonrisa radiante en su rostro. El reino celebró con una gran fiesta para honrar el coraje del príncipe Mateo y la valentía de la princesa Valiente.

Desde ese día en adelante, la princesa aprendió a ser más prudente al probar cosas desconocidas, y el príncipe Mateo siempre estuvo a su lado para protegerla en sus aventuras.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado, pero la valentía y la amistad perdurarán por siempre en este reino mágico.