La Princesa Victoria y el Dragón del Tesoro
. Un día, mientras jugaba en su casa, decidió que quería ser una princesa. Así que se puso un vestido largo y comenzó a caminar por la sala de estar. -¡Hola! -dijo Vicky con voz suave-.
Soy la princesa Victoria y vengo a visitar mi castillo. -¡Bienvenida, princesa Victoria! -respondió su hermano mayor, Max, quien también estaba jugando con ella-. Yo soy el guardián del castillo.
Vicky continuó caminando por la sala de estar hasta que llegó al sofá. Allí encontró a su perro, Bruno, quien estaba durmiendo plácidamente.
- ¡Oh no! -exclamó Vicky-, ¡un dragón ha invadido mi castillo y está durmiendo en mi trono! Max se acercó al sofá y le dijo:- No te preocupes, princesa Victoria. Yo me encargaré del dragón. Max tomó una almohada y comenzó a golpearla contra el sofá para intentar espantar al perro. Pero Bruno simplemente abrió un ojo y siguió durmiendo.
De repente, Vicky tuvo una idea:- Esperen un momento... ¿y si en vez de espantar al dragón lo invitamos a jugar con nosotros? Max pareció sorprendido por la idea pero aceptó el desafío.
Así que juntos fueron hacia el sofá y empezaron a acariciar al perro mientras le explicaban todo sobre su juego de princesas y caballeros. Bruno pareció entenderlo todo perfectamente porque se levantó del sofá emocionado e iniciaron todos juntos una aventura épica por toda la casa.
En el camino, encontraron un cofre lleno de joyas y oro falso que Vicky había guardado en su habitación. - ¡Miren, miren! -exclamó Vicky emocionada-. ¡Hemos encontrado un tesoro! Max y Bruno se rieron divertidos mientras seguían jugando.
Al final, la aventura terminó con una gran fiesta en el jardín donde todos los personajes del juego bailaron y cantaron al ritmo de la música.
Vicky aprendió que a veces las cosas no son como parecen ser y que lo importante es estar abiertos a nuevas ideas y aventuras para encontrar soluciones creativas. También descubrió que la amistad es una fuerza poderosa capaz de transformar cualquier situación difícil en algo divertido e inolvidable.
Desde entonces, cada vez que jugaba a dramatizar distintas situaciones, siempre incluía a su perro Bruno como parte del equipo porque sabía que juntos podían hacer cualquier cosa posible.
FIN.