La princesa y el bosque encantado



Había una vez en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Sofía. Sofía vivía en un hermoso castillo rodeado de un frondoso bosque encantado.

La princesa amaba la naturaleza y pasaba la mayor parte de su tiempo explorando el bosque con sus amigas, las hadas y los animales del lugar. Un día, mientras Sofía paseaba por el bosque, se encontró con un lindo conejito que estaba llorando. - ¿Qué te pasa conejito? - preguntó preocupada la princesa.

El conejito le explicó que todos los demás animales del bosque no querían jugar con él porque era diferente, tenía una oreja más larga que la otra. Sofía, entristecida por la situación, decidió ayudar al conejito a encontrar un lugar donde fuera aceptado.

Juntos recorrieron el bosque en busca de un refugio para el conejito, pero ninguno de los animales quería aceptarlo por ser diferente.

Al atardecer, Sofía y el conejito se encontraron con un sabio búho que vivía en lo alto de un viejo roble. El búho, al escuchar la historia del conejito, les dijo que la verdadera aceptación venía de la mano de la tolerancia y el respeto.

- Los seres diferentes enriquecen nuestras vidas, no debemos juzgar por las apariencias - les dijo el sabio búho. Inspirada por las sabias palabras del búho, Sofía decidió hablar con todos los animales del bosque. Les contó la historia del conejito y les hizo ver que la intolerancia no llevaba a nada bueno.

Poco a poco, los animales comprendieron el mensaje de Sofía y decidieron aceptar al conejito tal como era.

Desde ese día, el conejito se convirtió en uno más en el bosque encantado, y todos los animales aprendieron a respetar y valorar las diferencias. La princesa Sofía y el conejito se convirtieron en grandes amigos, demostrando que la tolerancia y el respeto son las claves para vivir en armonía.

Y así, el bosque encantado se llenó de alegría y amor, donde cada ser era aceptado sin importar sus diferencias.

FIN.

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