La princesa y el dragón amigo



Había una vez en un reino muy lejano, una princesa muy especial llamada Rosalinda.

Lo que la hacía tan especial no era solo su belleza y gracia, sino también el color de su piel: ¡era de color rosa! La gente del reino se maravillaba al verla y siempre comentaban lo hermosa que era. Rosalinda vivía en un castillo mágico rodeado de jardines llenos de flores multicolores.

A pesar de ser una princesa, ella no se conformaba con quedarse encerrada entre las paredes del castillo. Le gustaba explorar el mundo exterior y conocer a las personas que habitaban en el reino.

Un día, mientras paseaba por el mercado del pueblo, escuchó a unas personas hablar sobre un problema que tenía el reino: un dragón malvado estaba aterrorizando a todos los habitantes y nadie sabía cómo detenerlo. Rosalinda decidió que debía hacer algo al respecto.

Se dirigió hacia la cueva donde vivía el dragón y lo encontró rugiendo ferozmente. Pero en lugar de asustarse, Rosalinda decidió acercarse amablemente al dragón. "Hola, señor dragón", dijo Rosalinda con valentía. "He venido para ayudarte". El dragón se sorprendió al escuchar esas palabras y bajó la guardia por un momento.

"¿Ayudarme? ¿Por qué harías eso?", preguntó confundido. Rosalinda explicó que había escuchado sobre los problemas que causaba el dragón en el reino y pensó que tal vez había algo más detrás de su comportamiento agresivo.

Quería ayudarlo a descubrirlo y encontrar una solución pacífica para todos. El dragón, intrigado por la actitud amable de Rosalinda, aceptó su ayuda. Juntos comenzaron a investigar y descubrieron que el dragón se sentía solo y abandonado.

Había sido rechazado por los demás debido a su apariencia temible. "No quiero ser malvado", admitió el dragón con tristeza. "Solo quería protegerme". Rosalinda le explicó que todos merecen amor y amistad, sin importar cómo se vean por fuera.

Le sugirió al dragón que regresara al reino y mostrara su verdadera naturaleza bondadosa. El dragón dudó al principio, pero finalmente accedió. Juntos volvieron al castillo donde toda la gente del reino estaba esperando con miedo. "¡Alto!", exclamó Rosalinda.

"Les presento a mi amigo el dragón. Él ha decidido cambiar y demostrarles lo maravilloso que es". El dragón sonrió tímidamente mientras las personas observaban sorprendidas.

Poco a poco, el miedo se convirtió en curiosidad y luego en admiración hacia el nuevo amigo de Rosalinda. A partir de ese día, el reino vivió en armonía gracias a la valentía y compasión de la princesa Rosalinda.

Ella les enseñó a todos sobre la importancia de aceptar a los demás tal como son, sin juzgar por su apariencia o diferencias. Y así fue como una princesa de color rosa cambió un reino para siempre con sus acciones bondadosas.

Desde ese día, todos en el reino aprendieron a valorar y respetar a las personas por lo que son en su interior, sin importar cómo luzcan por fuera.

FIN.

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