La princesa y el dragón valiente



Había una vez en un reino lejano una princesa llamada Estrella. Estrella no era una princesa común; su mayor cualidad era su valentía. Mientras otras princesas pasaban su tiempo en palacios adornados con joyas, Estrella soñaba con aventuras y exploraciones.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al castillo, escuchó un llanto desgarrador. Siguiendo el sonido, llegó a un claro donde encontró a un dragón gigante con escalas brillantes de color esmeralda. Su ala estaba atrapada bajo un tronco caído, y parecía muy herido.

"¡Ayuda! ¡Sáquenme de aquí!" - exclamó el dragón, mientras sus ojos brillaban de dolor.

Estrella, a pesar de su gran tamaño y apariencia aterradora, sintió compasión por el dragón. No se dejaba intimidar por su aspecto. Con voz firme, le dijo:

"¡No tengas miedo! Voy a ayudarte. ¿Cómo puedo liberarte?"

El dragón, que se llamaba Fuego, miró a la valiente princesa y se dio cuenta de que ella no era como los demás. "Necesito que levantes el tronco. Es muy pesado, pero si unimos nuestras fuerzas, podremos lograrlo."

Estrella se acercó, tomó aire y se dispuso a mover el tronco con todas sus fuerzas. Con mucho esfuerzo, pudo levantarlos, lo suficiente como para que Fuego pudiera liberar su ala.

"¡Lo lograste!" - exclamó Fuego, alzando el vuelo para probar su ala. "¡Eres muy valiente! Pero ahora, necesito tu ayuda. La herida es profunda, y no tengo remedio para curarla."

Consolando a su nuevo amigo, Estrella dijo:

"¡No te preocupes! En el castillo hay hierbas mágicas que sabemos usar para curar. Te las traeré."

Fuego, un poco escéptico pero agradecido, asintió.

"Pero... ¿y si no regreso? El bosque puede ser peligroso."

"Si hay un problema, volveré a buscarte con otros a mi lado. ¡Confía en mí!" - respondió Estrella decidida.

Así, la princesa corrió hacia su castillo. En el camino, se encontró con un grupo de aldeanos que hablaban de un monstruo que había aparecido en la aldea. Sin pensar dos veces, Estrella se unió a ellos.

"¡Voy a ayudar! ¿Dónde está el monstruo?" - exclamó.

Los aldeanos la miraron asombrados.

"Es un lobo enorme que asusta a nuestros animales. Pero no tenemos armas! No sabemos qué hacer."

Estrella, recordando que su corazón era valiente, pidió a los aldeanos que la acompañen.

"Vamos a hablar con él. A veces, un monstruo sólo necesita un amigo."

Así fue como Estrella y los aldeanos se acercaron al lugar donde el lobo estaba. Al verla, el lobo gruñó, pero la princesa se mantuvo firme.

"¡Hola! No venimos a pelear. Solemos tener miedo, pero creo que sólo estás asustado. ¿Te gustaría hablarnos?"

El lobo la miró, sorprendido por su valentía.

"Yo sólo quería proteger mi hogar. A veces me siento solo y sólo quiero compañía."

"Entonces, no estás solo. Puedes venir con nosotros, y prometo que mis amigos también se harán amigos de vos."

El lobo, conmovido por la valentía de la princesa e intrigado por su invitación, aceptó. Estrella le sonrió y le prometió que pronto todos los animales del pueblo también se sentirían cómodos con él.

Después de ayudar al lobo, Estrella volvió al bosque para buscar a Fuego con las hierbas mágicas. Cuando lo encontró, se dio cuenta de que había un grupo de criaturas que mimaban al dragón herido.

"¿Estás bien?" - preguntó Estrella, mientras se acercaba con las hierbas.

"Sí, gracias a ti. Estaba pensando en mis amigos. Aún tengo miedo de salir y volar, aunque quieres ayudarme" - respondió Fuego confundido.

"No tienes que tener miedo. Yo también tuve que enfrentar mi miedo cuando traté de ayudar al lobo. Juntos, podemos ser valientes y superar cualquier temor."

Con un toque de las hierbas, Estrella curó la herida de Fuego. El dragón se sintió renovado.

"Gracias, Estrella. Ahora sé que la valentía y la amistad pueden cambiar todo."

Los dos, junto con el lobo, volvieron al pueblo, donde los aldeanos les dieron una calurosa bienvenida. Juntos aprendieron que la valentía no significa no tener miedo, sino enfrentarlo y ayudar a otros. Desde aquel día, Fuego se convirtió en el guardián del reino, volando siempre con Estrella. Y el lobo, ahora un amigo querido, jugaba con los niños del pueblo.

Y así, la princesa Estrella, el dragón Fuego y el lobo vivieron muchas aventuras juntos, siempre listos para ayudar a aquellos que los necesitaban. Nunca olvidaron que la verdadera valentía reside en el corazón y en la capacidad de cuidar de otros.

FIN.

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