La Princesa y el Haragán



Había una vez, en un hermoso reino llamado Brilloria, una princesa llamada Solana que era conocida por su bondad y su hermoso corazón. Sus padres, el rey y la reina, estaban deseosos de que su hija se casara, así que organizaron un gran concurso para encontrar al príncipe más trabajador y competente del reino.

El día del concurso, muchos príncipes se presentaron: había uno que cultivaba los campos con esmero, otro que construía puentes con gran destreza y algún que otro que había creado un maravilloso sistema de riego. El rey estaba muy emocionado y animaba a su hija a elegir bien.

"Querida Solana, debes casarte con alguien que comparta nuestros valores y provoque prosperidad en el reino. Elige al príncipe más trabajador. ¡No puedes fallar!" - le decía el rey.

Sin embargo, Solana tenía un pequeño secreto: en su corazón, había conocido a un joven llamado Nico, un haragán conocido en el pueblo, que pasaba sus días soñando con aventuras y cuentos, en lugar de trabajar. Pero Solana veía más allá de su pereza; veía su creatividad y su capacidad de imaginar un mundo lleno de maravillas.

Un día, después de escuchar a su padre, Solana se encontró con Nico en el jardín. Él estaba tumbado en la hierba, mirando las nubes.

"¿Qué haces aquí, Nico?" - preguntó Solana.

"Nada, solo soñando con volar como los pájaros" - respondió él, con una sonrisa.

Fue entonces cuando Solana le contó sobre el concurso y lo que sus padres esperaban de ella. Nico, aunque no tan trabajador, siempre había tenido ideas brillantes.

"Tal vez podrías hacer que trabajen juntos, Solana. Lo que a mí me gusta es imaginar, pero no siempre se necesitan herramientas para crear, ¿no?" - dijo Nico pensativo.

La idea comenzó a florecer en la mente de Solana. En vez de elegir entre los príncipes trabajadores o su amigo haragán, decidió que podría darles una oportunidad a ambos. Esa noche, propuso una idea a sus padres:

"Quiero invitar a todos los príncipes a trabajar en equipo con Nico. Juntos, podrían crear algo asombroso para el reino".

El rey y la reina estaban inseguros, pero accedieron.

Durante semanas, príncipes y el haragán se unieron para construir un gran jardín, donde cada uno aportaba sus talentos: los príncipes más trabajadores cavaban y sembraban, mientras que Nico aportaba ideas creativas para el diseño, convirtiendo el jardín en un lugar mágico con fuentes danzantes y flores de colores brillantes.

Cuando finalmente todo estuvo listo, se organizó una fiesta en el magnífico jardín. Todos estaban asombrados por lo que habían logrado. También estaban felices de ver cómo el trabajo en equipo podía llevar a grandes resultados.

"¿Ves?" - dijo Nico a Solana mientras observaban a los príncipes y a los aldeanos disfrutar del jardín. "No todos deben ser trabajadores, a veces la inspiración puede ser igual de poderosa".

La reina y el rey se dieron cuenta de que Solana había hecho una elección inteligente. Mientras que algunos podían ser físicamente activos, la colaboración y la creatividad resultaron factibles para enriquecer su reino.

Finalmente, el rey se acercó a su hija y le dijo:

"Has demostrado que el verdadero trabajo duro no siempre consiste en cavar y levantar, a veces es sobre cómo unir a las personas y crear. Estoy orgulloso de ti, Solana".

A partir de entonces, el reino de Brilloria floreció, no sólo por el esfuerzo de los trabajadores, sino también por los soñadores como Nico, quien aprendió a equilibrar sus sueños con acciones. Solana, por su parte, decidió que sería la reina de un reino donde el esfuerzo y la creatividad fueran igualmente valorados. Y así, la princesa y el haragán se convirtieron en grandes amigos, trabajando juntos para un reino más feliz.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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