La Princesa y el Río Arco Iris



Había una vez, en un lejano reino, una princesa llamada Valentina que vivía en un castillo reluciente. A Valentina le encantaba pasear por el bosque cercano, donde siempre soñaba con aventuras extraordinarias.

Un día, mientras caminaba, se encontró con un viejo puente de madera sobre un río brillante. Lo que más llamó su atención fue el arco iris que se reflejaba en el agua. Intrigada, decidió cruzar el puente. Al otro lado del río, descubrió un mundo lleno de colores y magia.

Mientras exploraba, Valentina vio a una anciana con un gorro puntiagudo recolectando flores.

"¡Hola! Soy Valentina, la princesa de este reino. ¿Quién eres tú?" - dijo la princesa, sonriendo.

"Soy la bruja Miralda, y tengo un jardín secreto lleno de frutas mágicas. ¿Te gustaría probar una de mis manzanas?" - respondió la bruja con una sonrisa.

Valentina, emocionada, asintió con la cabeza. Miralda le ofreció una manzana de un rojo brillante que brillaba bajo el sol.

"Esta manzana tiene el poder de hacer que quien la coma pueda entender el lenguaje de los animales. Pero..." - dijo Miralda, bajando un poco la voz "no te olvides de ser siempre amable con ellos".

Valentina tomó la manzana y, al dar el primer bocado, sintió un cosquilleo en su corazón. De repente, comenzó a escuchar a los pájaros cantar.

"¡Mira! La princesa está escuchando!" - chirrió un loro de colores brillantes.

Valentina, maravillada, respondió:

"¡Es increíble! ¿Qué están diciendo?".

"Están hablando sobre un tesoro escondido más allá de este río", le explicó Miralda con picardía.

Intrigada, Valentina decidió seguir el consejo de los pájaros. "¿Dónde está ese tesoro?" - preguntó emocionada.

"Atraviesa el bosque, sigue el sonido de la risa", le indicó el loro, mientras volaba en círculos a su alrededor.

Valentina, llena de valentía, se adentró en el bosque, guiada por el canto de los pájaros. En su camino, se encontró con un sapo muy curioso que la miraba fijamente.

"¿Por qué sigues adelante, princesa?" - le preguntó el sapo con voz grave.

"Estoy buscando un tesoro, el loro me dijo que siguiera este camino. ¿Sabés algo de eso?" - respondió Valentina."Sí, pero no es un tesoro de oro ni joyas. Es algo más valioso" - dijo el sapo.

Intrigada, Valentina continuó avanzando, sintiendo que su corazón latía con fuerza por la emoción de la aventura. Finalmente, llegó a un claro donde una serie de hermosas flores de colores vibrantes rodeaban un pequeño pozo.

En el centro, había un cofre antiguo.

"¡El tesoro!" - exclamó Valentina. Al abrirlo, encontró cartas escritas a mano que hablaban sobre la importancia de cuidar la naturaleza y tratar a todos los seres vivos con amor y respeto.

"Esto no es lo que esperaba, pero es maravilloso" - dijo la princesa entusiasmada.

"Así es, princesa. El verdadero tesoro está en el conocimiento y en la bondad que llevas en tu corazón. Ahora que puedes hablar con los animales, recuerda siempre usar ese don para hacer el bien en tu reino" - aconsejó Miralda, quien había llegado al claro para acompañarla.

Valentina, feliz y emocionada por todo lo que había aprendido, no solo sobre el tesoro, sino sobre sí misma, decidió volver al castillo. Despidió a la bruja y a los animales, prometiendo que siempre cuidaría de la naturaleza.

Mientras cruzaba el puente, el río brilló más que nunca, reflejando el arco iris en su superficie. Valentina regresó a su hogar con una nueva perspectiva, llena de historias por contar y un corazón decidido a hacer de su reino un mejor lugar.

Desde ese día, Valentina, la princesa que escucha a los animales, se convirtió en la guardiana del bosque y sus criaturas, asegurándose de que la magia de la bondad siempre estuviera presente en su reino.

FIN.

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