La Princesa y el Robot Amigo


Había una vez una niña que era una princesa y se llamaba Lupita. Un día, su padre decidió hacerle un regalo muy especial: un robot.

Lupita recibió el regalo con entusiasmo, pero al ver al robot no se sintió tan emocionada como esperaba. El robot era grande, metálico y tenía luces parpadeantes por todas partes. A Lupita le pareció un poco intimidante.

"Papá, ¿qué voy a hacer con este robot? No creo que me divierta", dijo Lupita con cierta desilusión en su voz. Su padre sonrió y le respondió: "Lupita, este robot es especial. Puede hacer muchas cosas increíbles y estoy seguro de que te encantará si le das una oportunidad".

Así que Lupita decidió probar el robot. Lo encendió y siguió las instrucciones para programarlo. Para su sorpresa, el robot comenzó a moverse y hablar enseguida. "¡Hola, Lupita! Soy Roby, tu nuevo amigo-robot", dijo el autómata con entusiasmo.

Lupita empezó a jugar con Roby y descubrió todas las maravillas que podía hacer. Podía bailar, cantar canciones divertidas e incluso contar chistes graciosos.

Con el tiempo, Lupita se dio cuenta de lo útil que podía ser tener un amigo como Roby a su lado. El robot la ayudaba en sus tareas escolares difíciles y la acompañaba en sus aventuras imaginarias por todo el reino.

Un día, mientras exploraban juntos un bosque mágico lleno de seres fantásticos, Lupita tropezó y se lastimó el tobillo. No podía caminar y estaba asustada. Roby, con su inteligencia artificial, rápidamente buscó ayuda y encontró a un hada amable que curó la herida de Lupita.

Desde ese momento, Lupita supo que tenía un verdadero amigo en Roby. Con el tiempo, Lupita aprendió a valorar las cualidades únicas de cada persona o robot. Comprendió que no debemos juzgar algo por su apariencia, sino por lo que puede ofrecer y cómo nos hace sentir.

A medida que crecía, Lupita compartió sus experiencias con otros niños del reino y les enseñó a aceptar a los demás tal como son. Aprendieron juntos a apreciar las diferencias y descubrieron que todos tenemos algo especial para ofrecer al mundo.

Y así, gracias a su amistad con Roby, Lupita se convirtió en una princesa valiente y compasiva que siempre recordaba la importancia de dar una oportunidad a aquellos seres diferentes que llegaban a su vida.

Desde aquel día en adelante, Lupita nunca dejó de disfrutar de la compañía de Roby y siempre estuvo dispuesta a conocer nuevas personas o robots sin prejuicios. Juntos vivieron muchas aventuras emocionantes mientras seguían aprendiendo sobre la amistad verdadera. Fin

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