La Princesa y el Sapo del Estanque



En un lejano reino rodeado de verdes colinas y vibrantes flores, vivía una dulce princesa llamada Elena. Su risa era como música para el corazón de los que la rodeaban, y su alegría iluminaba el castillo. Sin embargo, había algo en lo que la princesa sentía que le faltaba: nunca había tenido una verdadera aventura en su vida.

Un día, mientras paseaba por los jardines del palacio, escuchó un susurro que provenía de un pequeño estanque. Intrigada, se acercó más y vio un sapo de brillante color verde, descansando en la orilla.

"Hola, ¿quién eres?" - preguntó Elena, arrodillándose para observarlo mejor.

"Soy Frodo, el sapo mágico del estanque" - respondió el sapo, con una voz suave pero firme. "Nunca he cruzado el umbral del agua, ya que estoy bajo un hechizo. Solo una verdadera amistad puede liberarme."

La princesa se sintió conmovida por la historia del sapo.

"¿Qué sucedió para que estés bajo ese hechizo?" - inquirió Elena.

"Fue un mal entendimiento entre mí y una bruja que se suponía era mi amiga. Me transformó en sapo por no poder entender su tristeza. Desde entonces, he estado solo aquí, esperando a alguien que quiera conocerme de verdad."

Elena, asombrada por su historia, se sentó junto al sapo. Decidió que ella se convertiría en su amiga y pasaría tiempo con él. Así, día tras día, la princesa visitaba el estanque, compartiendo risas, historias y sueños con Frodo.

Pero un día, el viento sopló con más fuerza, y Elena estaba preocupada.

"Frodo, ¿y si nunca llego a liberarte? ¿Y si esta amistad no es suficiente?" - dijo con tristeza.

"Amiga mía, la amistad es un poder profundo. No se pierde, sólo se transforma" - le respondió Frodo, con un brillo en sus ojos verdes.

Sintiendo un nuevo impulso, Elena decidió que debían intentar algo diferente. El domingo después, se le ocurrió organizar una gran fiesta en su jardín, invitando a todos los habitantes del reino.

"¿Qué tal si les cuento sobre ti, Frodo? La gente tiene miedo de lo desconocido, pero si les muestro que eres un buen sapo, quizás ellos se animen a conocer tu historia y a ti también."

"¡Es una idea maravillosa!" - exclamó Frodo, emocionado.

La princesa comenzó a preparar la fiesta. Hizo invitaciones coloridas y les narró la historia de su nuevo amigo. Cuando llegó el día del evento, el jardín del castillo hizo honor a su nombre: el sol brillaba, las flores estaban en pleno esplendor y el aire olía a dulces.

Los ciudadanos llegaron llenos de curiosidad. Elena tomó el micrófono y dijo:

"Queridos amigos, hoy quiero presentarles a un ser especial, un amigo que ha estado solo demasiado tiempo. Aquí está Frodo, el sapo del estanque!"

Al principio, la multitud murmuró con desconfianza, pero la princesa continuó hablando.

"Entiendan que, aunque sea un sapo, Frodo tiene un corazón lleno de alegría y una historia que contar. Lo que importa no es su forma, sino la amistad que hemos construido juntos."

Esa tarde, los niños se acercaron tímidamente al estanque y comenzaron a jugar con Frodo. Al ver la conexión entre ellos, algo mágico comenzó a suceder. Un brillante destello iluminó el estanque, y de pronto, Frodo se transformó en un príncipe apuesto, con vestimentas doradas y una mística sonrisa.

"¡Soy libre!" - exclamó Frodo, ahora príncipe. "Gracias a tu valentía y amistad, por fin puedo ser quien realmente soy."

Elena se sorprendió, pero su corazón se llenó de alegría.

"Frodo, ahora eres un príncipe, pero nunca olvidaré la amistad que compartimos. ¿Qué harás ahora?"

"Quiero ser el protectores de los estanques y enseñar a otros a valorarlos como tú me enseñaste a mí." - respondió él, sonriendo emocionalmente.

Desde ese día, Frodo y Elena se convirtieron en grandes amigos y juntos hicieron del reino un lugar donde las diferentes formas de ser y de vivir eran celebradas. El estanque no solo se convirtió en un hogar para muchos amigos, sino que también fue un lugar donde los sueños se volvían realidad.

Y así, la princesa aprendió que la verdadera amistad tiene el poder de transformar vidas, no importa la forma que tomen. Y el sapo, ahora príncipe, siguió siendo el amigo más especial que la princesa había tenido en su vida. Fin.

FIN.

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