La Princesa y el Sapo Sabio



Había una vez en un reino lejano, un hermoso castillo rodeado de jardines llenos de rosas y árboles frutales. Vivía allí una dulce princesa llamada Lía. Su risa era tan brillante como el sol, y todos en el reino la querían mucho. Sin embargo, la princesa Lía tenía un pequeño secreto: soñaba con vivir grandes aventuras fuera del castillo.

Un día, mientras paseaba por el jardín, se encontró con un sapo. Pero no era un sapo común. Este sapo, de piel verde y ojos grandes, parecía tener el brillo de la sabiduría en su mirar. Al acercarse, el sapo habló:

- “¡Hola, princesa! Soy Sapo Sabio, he viajado mucho y he visto cosas extraordinarias.”

La princesa, sorprendida, le dijo:

- “¿De verdad puedes hablar? En todos mis libros nunca leí sobre un sapo que habla.”

- “Los libros no siempre cuentan la verdad. A veces, las historias más maravillosas están fuera de las páginas.” La voz del sapo era tranquila y profunda, y Lía se sintió capturada por su historia.

- “¿Te gustaría vivir una aventura? ” preguntó Sapo Sabio, mientras sus ojos brillaban con la promesa de lo desconocido. La princesa, emocionada, asintió con la cabeza,

- “¡Sí, por favor! ”

El sapo, con un salto hábil, la llevó a un camino secreto que conducía al bosque. Allí, se encontraron con criaturas mágicas y paisajes encantados. Pero en su travesía, también encontraron un pequeño problema: un río desbordado que bloqueaba su camino.

- “¿Qué haremos ahora? ” preguntó Lía, un poco asustada.

- “Cada desafío trae consigo una oportunidad, princesa. A veces, sólo necesitamos mirar las cosas desde otra perspectiva.”

Entonces, Lía recordó los consejos de su madre, la reina, sobre cómo ser ingeniosa:

- “Tal vez podamos construir un puente con las ramas de los árboles.” propuso Lía. El sapo sonrió con aprobación.

Juntos, recolectaron ramas, hojas y piedras, y, trabajando en equipo, construyeron un sólido puente. Cruzaron el río y continuaron su aventura. Sin embargo, no todo estaba resuelto, ya que llegaron a una montaña alta donde un dragón guardaba un tesoro.

- “No puedo creerlo. ¿Qué haremos ahora? ” preguntó Lía, sintiendo un poco de miedo.

- “No todos los dragones son malos. A veces, un simple gesto puede cambiar las cosas.” contestó Sapo Sabio.

Entonces, Lía se acercó con valentía y le dijo al dragón:

- “Hola, dragón. No venimos a pelearte. Solo queremos seguir nuestro camino. ¿Hay alguna forma en la que podamos ayudar a que te sientas mejor? ”

El dragón, sorprendido por la amabilidad de la princesa, respondió:

- “Me siento solo, hace años que nadie me visita. Solo quiero compañía.”

- “Eso podemos hacerlo”, dijo Lía. “¿Quieres que te contemos historias? ”

Y así, la princesa, el sapo y el dragón se sentaron juntos contando historias de aventuras y sueños, riéndose y compartiendo. El dragón, feliz, decidió dejar que continuaran su camino.

Al regresar al castillo, Lía se dio cuenta de que había aprendido valiosas lecciones sobre la valentía, la amabilidad y la importancia de las conexiones. La vida estaba llena de sorpresas, y a veces solo necesitábamos salir un poco de nuestra zona de confort para encontrarlas.

Desde ese día, el sapo se convirtió en el mejor amigo de Lía y cada vez que podía, lo visitaba para seguir explorando el mundo. Y así, la dulce princesa, el sapo sabio y un dragón, juntos, vivieron muchas aventuras, transformando sus mundos en lugares más felices y llenos de risa.

Y colorín colorado, este cuento aún no ha terminado, porque la amistad y las aventuras siempre continúan en el corazón de quienes se atreven a soñar.

FIN.

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