La Princesa y la Mariposa de Colores
Había una vez, en un reino lleno de flores y árboles frutales, una pequeña princesa llamada Sofía. Sofía era muy curiosa y le encantaba explorar los jardines del castillo. Un día, mientras jugaba al escondite, vio una mariposa de colores brillantes que danzaba entre las flores.
"¡Qué hermosa mariposa!" - exclamó Sofía, acercándose con cuidado.
La mariposa, al notar la presencia de la princesa, se detuvo en una flor y giró sus alas.
"Gracias, princesa. Soy Lila, la mariposa de los sueños. Puedo ayudarte a que tus sueños se hagan realidad, siempre que seas valiente" - dijo la mariposa.
Sofía, emocionada, se preguntó:
"¿Valiente? ¿Qué tengo que hacer?"
"Necesito que me sigas a la cueva de la montaña mágica. Allí encontraré el polvo de los sueños, pero está custodiado por un dragón que se asusta fácilmente. Solo serás capaz de ayudarlo si le hablas con bondad" - explicó Lila.
Sofía dudó un momento, pero la idea de vivir una aventura era demasiado emocionante.
"¡Vamos, Lila! ¡Quiero ayudar!" - dijo Sofía, y juntas partieron hacia la montaña.
Al llegar a la cueva, Sofía vio al dragón, que era más pequeño de lo que había imaginado.
"¿Quién se atreve a entrar en mi cueva?" - gruñó el dragón, temblando.
Sofía respiró profundo, recordando lo que la mariposa le había dicho.
"Soy Sofía, princesa del reino. No quiero asustarte. Solo vengo a pedirte el polvo de los sueños, para ayudar a Lila" - dijo ella con una voz suave.
El dragón, sorprendido por la bondad de Sofía, bajó la cabeza.
"Nadie nunca me habla así. Todos me tienen miedo, pero yo solo quiero jugar" - murmuró el dragón con tristeza.
"¡Entonces juguemos!" - respondió Sofía, iluminando su rostro con una gran sonrisa.
El dragón, al escuchar esas palabras, se sintió más tranquilo.
"¿De verdad?" - preguntó el dragón, levantando la mirada.
"¡Sí! Podemos jugar a las escondidas. Y cuando tú ganes, me darás el polvo de los sueños, ¿te parece?" - propuso Sofía entusiasmada.
El dragón sonrió, y así comenzaron a jugar. Mientras jugaban, la tristeza del dragón se desvaneció. Al final, después de conseguir el polvo, el dragón se despidió de Sofía y Lila.
"Gracias, Sofía. Nunca olvidaré tu amabilidad. A veces solo necesitamos un amigo" - dijo el dragón mientras se alejaba.
Sofía y Lila volvieron al reino con el polvo de los sueños.
"Gracias, princesa. Has demostrado que con valentía y bondad, puedes superar el miedo y hacer nuevos amigos" - dijo Lila.
Desde ese día, Sofía no solo fue conocida por ser una princesa generosa, sino también por haber ayudado a un dragón triste y haber hecho una amiga mariposa para siempre. También aprendió que muchas veces, lo que asusta a otros son solo vínculos no establecidos y que ser amable y valiente puede cambiar el rumbo de una historia.
Y así, la pequeña princesa y la mariposa de colores continuaron viviendo mágicas aventuras juntos, siempre listas para ayudar a aquellos que más lo necesitaban.
FIN.