La princesa y las habichuelas mágicas



Había una vez en un lejano reino, una princesa llamada Sofía que vivía en un hermoso castillo. Un día, mientras exploraba el jardín del castillo, descubrió unas habichuelas mágicas brillantes escondidas entre las flores. Sin pensarlo dos veces, las guardó en su bolsillo y regresó a su habitación. Esa noche, cuando la luna llena iluminaba el cielo, las habichuelas comenzaron a brillar intensamente y crecieron rápidamente, alcanzando las nubes en cuestión de segundos. Sorprendida, la princesa decidió escalar las habichuelas y en poco tiempo llegó a un reino en las nubes donde conoció a un apuesto príncipe llamado Mateo.

"¡Hola! ¿Quién eres tú y cómo has llegado aquí?", preguntó el príncipe Mateo con curiosidad.

Sofía le explicó acerca de las habichuelas mágicas y cómo la habían llevado hasta allí. Asombrado por la historia, el príncipe la invitó a recorrer el reino de las nubes. Juntos, descubrieron paisajes increíbles, conocieron a criaturas mágicas y disfrutaron momentos inolvidables. Pero pronto, la princesa Sofía recordó su deber de regresar al castillo, donde su reino la esperaba.

"Debo regresar a mi reino, pero siempre llevaré en mi corazón los recuerdos de este lugar mágico. Gracias por este maravilloso encuentro, mi querido príncipe Mateo", dijo la princesa con cariño.

El príncipe Mateo entendió la responsabilidad de la princesa y le regaló un frasco lleno de polvo de hadas. "Este polvo te ayudará a recordar la magia de nuestros momentos juntos, incluso en tu reino", le dijo el príncipe con una sonrisa.

Con el frasco en mano, la princesa Sofía descendió por las habichuelas mágicas y regresó a su castillo. Allí, compartió sus aventuras en el reino de las nubes con su familia y sus súbditos. Cada vez que Sofía echaba un poco de polvo de hadas en el viento, se llenaba de alegría al recordar su amistad con el príncipe Mateo y la magia que encontró en las nubes.

Y aunque la princesa estaba lejos del reino de las nubes, siempre llevó consigo la magia en su corazón, recordando que la verdadera magia está en apreciar cada momento y en encontrar la belleza en las cosas simples.

FIN.

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