La Princesa y su Sueño de Danza
Había una vez en un reino de colores vibrantes, una princesa llamada Sofía que vivía en un hermoso castillo. A diferencia de otras princesas que soñaban con joyas y banquetes, Sofía tenía un sueño muy especial: quería ser bailarina. Ella pasaba horas delante del espejo, mirando sus pies torpes en sus zapatillas de baile.
"Oh, pero yo no soy buena bailarina" - solía decirse mientras se giraba y tropezaba.
Un día, mientras practicaba en el jardín del castillo, su perro, Rocco, la miraba con sus ojos brillantes y la alentaba a seguir intentándolo.
"¡Vamos, princesa!" - ladró Rocco, como si pudiera entender la frustración de Sofía.
La princesa sabía que necesitaba un maestro que la ayudara a mejorar. Así que un día decidió visitar a la anciana del pueblo, la señora Clara, que era conocida por ser una gran maestra de danza. Cuando llegó a la pequeña cabaña de la señora Clara, Sofía se sintió un poco nerviosa.
"Hola, señora Clara. Soy la princesa Sofía y quiero aprender a bailar" - dijo ella con timidez.
"¡Encantada, mi niña! Pero debo advertirte, la danza requiere mucho esfuerzo y práctica. ¿Estás dispuesta a trabajar duro?" - respondió la señora Clara con una sonrisa cálida.
"Sí, estoy dispuesta. ¡Quiero ser una gran bailarina!" - exclamó la princesa con determinación.
Los días pasaron y Sofía comenzó a tomar clases con la señora Clara. Al principio, fue muy difícil.
"Mis pies no hacen lo que les digo" - se quejaba Sofía.
"Eso es normal, querida. Recuerda, cada gran bailarina también fue una principiante. ¡Practica y no te desanimes!" - le aconsejó la señora Clara.
Así que Sofía practicó todos los días, pero aún no sentía que mejoraba. Un día decidió asistir a un espectáculo de danza en el pueblo.
Cuando vio a las bailarinas en el escenario, danzando con gracia y elegancia, sus ojos brillaron de emoción y tristeza.
"Nunca podré ser como ellas" - suspiró.
Al final del espectáculo, el director de la compañía de danza se acercó al público.
"¡Buenas noches! Mañana audicionaremos para un nuevo espectáculo. Todos son bienvenidos a intentarlo, sin importar su experiencia."
Sofía sintió que su corazón latía con fuerza.
"¿Debería intentarlo?" - se preguntó.
A la mañana siguiente, mientras se preparaba, miró a Rocco que la miraba con confianza.
"Está bien, lo haré" - decidió Sofía.
Cuando llegó a la audición, vio a muchas bailarinas talentosas y casi se desanimó. Pero recordó las palabras de la señora Clara.
"¡No te desanimes, soy una princesa!" - se dijo a sí misma.
Finalmente, llegó su turno. Sofía cerró los ojos y comenzó a bailar. Aunque no era perfecta, puso todo su corazón en cada movimiento. Al terminar, el director le aplaudió.
"Tienes pasión, princesa. Eso es lo más importante. Con más práctica, podrás llegar muy lejos" - dijo sonriendo.
Sofía se sintió feliz, no por haber sido la mejor, sino por haber dado todo de sí misma.
Con el tiempo y la práctica, se convirtió en una bailarina mucho mejor. Nunca dejó de practicar y siempre recordó que la danza no solo era sobre ser perfecta, sino sobre disfrutar de cada momento.
El reino empezó a reconocer su talento y Sofía decidió compartirlo organizando una muestra de danza en el castillo.
"Voy a bailar para todos, no porque sea la mejor, sino porque es mi pasión" - dijo Sofía.
La noche del espectáculo, el castillo estaba lleno de luces y sonrisas. Sofía danzó con el corazón pleno, y todos los habitantes del reino la aplaudieron con entusiasmo. Rocco ladraba emocionado desde la primera fila.
Al final de la noche, Sofía se dio cuenta de que había cumplido su sueño.
"Gracias, Rocco y señora Clara. Sin ustedes, no hubiera llegado hasta aquí" - exclamó feliz.
Desde aquel día, la princesa Sofía siguió bailando, no para ser la mejor, sino para compartir la alegría de la danza con todos. Y así, el reino aprendió que los sueños se pueden cumplir, pero lo más importante es seguir intentándolo y disfrutar del camino.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.