La princesa y sus emociones
Había una vez en un reino lejano, una hermosa princesa llamada Valentina. Valentina vivía en un hermoso castillo y siempre llevaba una corona brillante en su cabeza.
Sin embargo, a pesar de su vida privilegiada, la princesa Valentina a menudo se sentía confundida por sus emociones. Un día, mientras paseaba por los jardines del castillo, se encontró con un hada bondadosa llamada Rosa. -
'¿Qué te sucede, querida princesa?', preguntó el hada. -
'Estoy tan confundida, Rosa.
A veces me siento muy triste, otras veces estoy enojada sin razón, y luego estoy feliz de repente', respondió Valentina con un suspiro.
El hada Rosa sonrió con amabilidad y le explicó a la princesa Valentina que todos tenemos emociones y que está bien sentirse de diferentes maneras. Rosa le dijo a Valentina que las emociones son como pájaros que vienen a visitarnos; a veces cantan alegremente y otras veces graznan tristemente, pero que siempre se van.
La princesa Valentina asintió, sintiéndose aliviada de entender que no estaba sola en sus sentimientos. A partir de ese día, Valentina comenzó a prestar más atención a sus emociones.
Cuando se sentía triste, se permitía llorar un poco; cuando se sentía enojada, daba un paseo para despejar su mente, y cuando estaba feliz, compartía su alegría con los demás. Poco a poco, la princesa Valentina aprendió a manejar sus emociones y a comprender que no tenía que ser una sola cosa todo el tiempo.
La vida en el castillo se volvió más armoniosa a medida que Valentina se volvía más consciente de sus emociones. Con el tiempo, la princesa Valentina se convirtió en una gobernante compasiva que entendía y cuidaba las emociones de su pueblo.
Y así, la princesa Valentina vivió feliz para siempre, enseñando a otros la importancia de comprender y aceptar todas sus emociones.
FIN.