La Princesita y el Internado Mágico



Había una vez, en un reino lejano, una princesita llamada Sofía. Sofía no vivía en un castillo como las otras princesas, sino en un mágico internado en el bosque, donde aprendía a usar sus habilidades mágicas junto a sus mejores amigas, Valentina y Lucía.

Un día, mientras exploraban el internado, descubrieron un antiguo libro de hechizos en la biblioteca.

"Mirá, Sofía, este libro tiene hechizos que nunca habíamos visto antes", dijo Valentina con la voz llena de emoción.

"Podríamos intentar hacer uno, sería divertido", sugirió Lucía, moviendo su varita con una sonrisa.

Sofía se sintió intrigada y contestó: "¡Sí! Pero debemos asegurarnos de que sea seguro primero".

Las tres amigas decidieron leer el hechizo en voz alta, un encantamiento que prometía invocar a una criatura mágica.

De repente, un destello de luz iluminó la habitación y ante ellas apareció un pequeño dragón llamado Pipo. Con escamas de colores brillantes, Pipo estaba un poco asustado.

"¿Dónde estoy?", preguntó el dragón con voz temblorosa.

"¡No te preocupes! Estás con nosotras, eres bienvenido aquí", dijo Sofía con dulzura.

Pero en el momento en que ellas se acercaron a acariciar a Pipo, el dragón volvió a brillar y, ¡bumm! , salió volando por la ventana, causando un estruendo.

"¡Oh no!", gritó Lucía. "Tenemos que traerlo de vuelta antes de que se haga de noche".

"Sí, o se perderá en el bosque", agregó Valentina.

Las amigas se miraron con determinación y decidieron usar sus habilidades de magia para seguir a Pipo.

"Vamos a utilizar el hechizo de vuelo que aprendimos en clase!", sugirió Sofía.

"¡Sí! Yo puedo hacer el mapa mágico para encontrarlo", añadió Lucía.

Usando la magia que habían aprendido, Sofía, Valentina y Lucía levantaron vuelo. Sobrevolaron el bosque, buscando a su nuevo amigo. Mientras volaban, vieron criaturas mágicas que nunca habían imaginado, y cada una les enseñó algo diferente.

"¡Miren, un unicornio!", exclamó Valentina con asombro. "Tal vez sabe dónde está Pipo".

El unicornio, al escuchar sus palabras, se acercó y dijo: "El dragón voló hacia la colina de los espejos, en el corazón del bosque, allí puede encontrar su hogar".

Las amigas agradecieron al unicornio y continuaron su búsqueda. Al llegar a la colina de los espejos, vieron a Pipo intentando encontrar su reflejo.

"¡Pipo!", gritaron al unísono.

Pipo giró la cabeza.

"¿Me han venido a buscar? No sabía cómo volver", dijo el dragón con lágrimas en los ojos.

"¡Claro que sí! Eres nuestro amigo, y los amigos siempre se cuidan unos a otros", respondió Sofía, estirando su mano hacia él.

Con un toque de su varita, Sofía le mostró a Pipo que no estaba solo y que siempre tendría un lugar con ellas.

"Gracias, ahora que lo pienso, me siento bienvenido aquí con ustedes", dijo Pipo sonriendo.

Las amigas se abrazaron, felices de haber encontrado a su nuevo amigo. Decidieron regresar al internado, no sin antes prometer a Pipo que lo visitarían a menudo y continuarían aprendiendo más sobre magia.

Desde aquel día, Pipo se convirtió en parte del grupo, y juntas vivieron muchas más aventuras mágicas, siempre recordando la importancia de la amistad y de cuidar a quienes aman.

Así, Sofía, Valentina, Lucía y Pipo aprendieron que con valor y unión, podían hacer frente a cualquier desafío, haciendo del mundo un lugar mejor y lleno de magia. Y así, vivieron felices en su internado, creando recuerdos que durarían para siempre.

FIN.

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