La profesora y el dinosaurio


. Un día soleado, Alba y Marina decidieron aventurarse en el bosque mágico que se encontraba al lado de su colegio. Estaban emocionadas por descubrir todos los secretos que guardaba ese lugar tan especial.

Caminaron durante un rato y se adentraron cada vez más en el bosque. De repente, escucharon un ruido extraño y se detuvieron en seco. Fue entonces cuando vieron algo increíble: ¡un enorme dinosaurio! -¡Alba, mira! ¡Es un dinosaurio! -exclamó Marina.

-¡No puede ser! ¿Cómo ha llegado hasta aquí? -preguntó Alba sorprendida. El dinosaurio empezó a acercarse a ellas lentamente y las niñas no sabían qué hacer. De repente, apareció la profesora Esther, quien siempre estaba atenta a sus alumnos.

-¿Qué está pasando aquí? -preguntó la profesora sorprendida al ver al dinosaurio frente a ellas. -¡Profesora Esther, es un dinosaurio gigante! -respondió Marina asustada.

La profesora Esther mantuvo la calma y con una voz firme le dijo al dinosaurio:-Dinosario, debes irte de aquí y no molestar a estas pequeñas. Este es su espacio para jugar y explorar sin peligro alguno. Para sorpresa de todas, el dinosaurio pareció entenderla perfectamente y comenzó a caminar hacia otro lugar del bosque sin causar daño alguno.

Las niñas estaban impresionadas por lo que acababan de vivir:-¡Gracias Profesora Esther! No sé cómo lo hizo pero logró que el dinosaurio gigante entendiera lo que le estaba diciendo -dijo Alba asombrada.

-¡Sí! Es increíble cómo pudo comunicarse con él sin usar la fuerza. Eso es ser verdaderamente valiente -agregó Marina. La profesora Esther les explicó que, aunque los animales puedan parecer peligrosos, siempre hay formas de tratarlos con respeto y sin violencia.

Les enseñó que la empatía y el diálogo son las mejores herramientas para resolver conflictos.

A partir de ese día, Alba y Marina aprendieron a ver a los animales de otra manera y siempre recordaron la valentía de su profesora Esther al enfrentar una situación tan inesperada como esa.

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