La promesa de Iara



Iara y Abril eran dos hermanas que vivían en Gualeguaychu, una ciudad hermosa ubicada en la provincia de Entre Ríos. Iara era muy bromista y le encantaba hacerle chistes a su hermana menor, Abril.

A veces eran divertidos, pero otras veces no tanto. Un día, Iara decidió jugarle una broma a Abril que iba a ser la más divertida de todas.

Había visto un video en internet donde alguien llenaba el baño con globos y cuando alguien abría la puerta, explotaban todos los globos. Iara pensó que sería genial hacer lo mismo en el baño de su casa. "Abril, ¿quieres venir al baño? Tengo algo para mostrarte", dijo Iara con una sonrisa malvada.

"¿Qué es?", preguntó Abril emocionada. Iara llevó a Abril al baño y cerró la puerta detrás de ella. Lo que Abril no sabía era que había cientos de globos llenando el baño hasta los topes.

"¡Sorpresa!", gritó Iara mientras abría la puerta del baño. Los globos comenzaron a explotar uno tras otro haciendo un ruido ensordecedor. Pero lo peor fue cuando los restos de los globos empezaron a caer sobre ellas mojándolas completamente.

Abril se puso muy triste porque no le gustaban las bromas pesadas y menos aún sentirse avergonzada delante de sus amigos o familiares. "No me gusta cuando haces estas bromas pesadas, hermana", dijo entre lágrimas "Me siento humillada".

Iara se sintió mal al ver a su hermana llorando. Sabía que había ido demasiado lejos con esta broma y debía hacer algo para remediarlo.

"Lo siento mucho Abril, no quise hacerte sentir mal", dijo Iara con tristeza "Prometo no volver a hacer una broma pesada como esta nunca más". Y así fue. A partir de ese día, Iara dejó de jugar bromas pesadas a su hermana Abril.

En lugar de eso, encontraron maneras divertidas y saludables para pasar el tiempo juntas como leer libros o jugar juegos de mesa. La moraleja de la historia es que debemos pensar en los sentimientos de los demás antes de actuar. Las bromas pueden ser divertidas pero no deben afectar negativamente a nadie.

FIN.

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