La Promesa de la Estrella Brillante
Era una noche estrellada en el pequeño pueblo de Valle de Luz, donde la familia Martínez se estaba preparando para dormir. El papá, un hombre con voz cálida y llena de amor, se sentó al borde de la cama de sus tres hijos: Sofía, Tomás y Lucas.
"¿Quieren que les cuente una historia, mis amores?", preguntó el papá con una sonrisa.
"¡Sí! ¡Queremos una historia!", respondieron todos al unísono, con los ojos llenos de entusiasmo.
"Esta es la historia de cómo una promesa muy especial iluminó el camino de la humanidad. Érase una vez un mundo que estaba lleno de oscuridad y confusión. La gente no sabía cómo encontrar la luz y la alegría en sus corazones. Pero Dios, que siempre ha querido lo mejor para todos, decidió hacer una promesa."
Los niños se acomodaron, intrigados.
"¿Qué prometió Dios, papá?", preguntó Sofía.
"¡Gran pregunta, Sofía! Dios prometió que enviaría a alguien muy especial, un verdadero amigo, que traería esperanza y paz a todos. Esa promesa se contó y se recordaba de generación en generación. Las personas hablaban de ‘El Salvador’. Pero pasaron muchos años hasta que esa promesa se cumplió."
"¿Y qué pasó después?", interrumpió Lucas emocionado.
"Después, un día muy especial, una estrella brillante apareció en el cielo. Esa estrella guió a los sabios de tierras lejanas hacia un pequeño pueblo llamado Belén. Allí, nació un niño en un establo, pero no era un niño cualquiera, era ‘El Salvador’."
"¡Wow! ¿Pero cómo supieron que era tan especial?", preguntó Tomás.
"¡Buena pregunta, Tomás! Los ángeles cantaron y los pastores en el campo corrieron a ver a este niño. Y al verlo, su corazón se llenó de alegría, porque sabían que esa era la respuesta a la promesa. La gente se unió para celebrar, porque la luz de esa estrella significaba que la esperanza había llegado al mundo."
"¡Qué genial! Pero, ¿y después?", inquirió Sofía.
"Después de aquella noche mágica, El Salvador creció y se convirtió en un gran maestro. Enseñó a las personas a ser amables, a ayudar a los demás y a cuidar de este hermoso mundo. Aunque las cosas a veces eran difíciles, la gente recordaba la promesa de luz y amor que había llegado a sus vidas."
"¿Y cumplió esa promesa, papá?", preguntó Lucas, con curiosidad en sus ojos.
"Sí, mis pequeños. Cumplió la promesa al darles a todos la oportunidad de ser mejores, de amarse unos a otros y de nunca perder la esperanza, incluso en los momentos oscuros. Así, la promesa de Dios siguió viva en cada acto de bondad y en cada sonrisa compartida. Y eso, mis amores, es el verdadero poder de la promesa."
Justo en ese momento, un destello de luz iluminó la habitación, y los niños miraron hacia la ventana.
"¡Miren! ¡Es una estrella brillante!", exclamó Tomás emocionado.
El papá sonrió, sabiendo que la magia de la historia había cobrado vida en ese instante.
"Cada vez que vean una estrella brillante, recuerden que siempre hay esperanza, que han sido llamados a ser luz en el mundo. Ustedes pueden seguir esa promesa, haciendo el bien y compartiendo amor."
Los niños asintieron, con sus corazones rebosantes de alegría.
"Gracias, papá. ¡Prometemos ser luz como la estrella!", gritaron todos juntos antes de acomodarse para dormir.
Y así, en cada rincón del Valle de Luz, la historia de la estrella brillante y la promesa de amor perduró, inspirando a todos a seguir brillando con esperanza y bondad.
FIN.