La Promesa del Pájaro Azul
Érase una vez en el hermoso pueblo de Santa Fe de Antioquia, donde un grupo de niños siempre se reunía en la plaza central. Allí, había una antigua catedral que, se decía, guardaba un secreto mágico en su interior. Un día, mientras jugaban, un niño llamado Mateo observó una brillante luz que provenía de la catedral.
"¿Vieron eso?" - preguntó Mateo, señalando hacia la catedral.
"Sí, ¿qué será?" - respondió Sofía, su mejor amiga.
"Vamos a investigar" - dijo Lucas, otro amigo del grupo, con emoción.
Los niños decidieron entrar en la catedral para descubrir la fuente de la luz. Cuando cruzaron la puerta, se encontraron con un hermoso pájaro azul que brillaba intensamente.
"¡Hola, pequeños!" - dijo el pájaro con una voz melodiosa "Soy Zafiro, el guardián de la catedral. Estoy aquí para cumplir una promesa muy especial".
Los niños se miraron con asombro. Sofía preguntó:
"¿Qué promesa?"
"Cada año, un niño de Santa Fe de Antioquia puede hacer una promesa y yo le ayudaré a cumplirla" - respondió Zafiro.
Mateo, lleno de entusiasmo, dijo:
"Yo quiero prometer que nunca dejaré de ayudar a mis amigos."
"Una promesa muy noble, Mateo. Pero recuerda, a veces hay que enfrentarse a desafíos para demostrarlo" - le advirtió Zafiro.
Los niños salieron de la catedral y decidieron reunirse en el parque. Pero justo cuando empezaban a planear su ayuda para la comunidad, se dieron cuenta de que gran parte del parque estaba lleno de basura.
"Esto no se ve bien…" - dijo Lucas, apenado.
"Debemos hacer algo al respecto" - sugirió Sofía.
Todos estuvieron de acuerdo. Sin embargo, mientras recogían la basura, comenzaron a surgir problemas. Algunas personas del vecindario, al ver a los niños trabajando, comenzaron a decir:
"Eso no tendrá efecto, nunca habrá suficientes cambios" - dijo un anciano.
"Es un desperdicio de tiempo" - añadió otra persona.
Mateo sintió que su promesa se tambaleaba. Se dio cuenta de que era fácil ayudar, pero que también había mucha negatividad alrededor.
"No podemos dejar que nos desanimen. ¡Zafiro nos dijo que había que enfrentarse a los desafíos!" - exclamó.
Sofía asentió y dijo:
"Además, si lo hacemos juntos, nos volveremos más fuertes. ¿Qué tal si invitamos a más amigos del colegio?"
Con esa idea, los niños fueron al colegio y organizaron una jornada de limpieza. Incluyeron juegos y recompensas para que más niños se sumaran. Así, el entusiasmo fue creciendo y muchos se unieron a su causa. Pronto, la plaza estaba llena de riñas, risas y juguetes, mientras todos trabajaban unidos.
Finalmente, al caer la tarde, el parque se veía espectacular. Manejaron la recolección de residuos y pintaron nuevos murales que decoraban el lugar. Cuando terminaron, Mateo, Sofía y Lucas miraron a su alrededor con orgullo.
"Lo hicimos", dijo Mateo con una sonrisa.
"El cambio es posible cuando trabajamos juntos" - contestó Sofía.
En ese momento, el pájaro azul apareció nuevamente.
"¡Felicidades, chicos! Han cumplido con su promesa de ayudar y han superado el desafío" - dijo Zafiro, danzando en el aire.
"¡Gracias, Zafiro!" - respondieron todos al unísono.
"Siempre recuerda, el verdadero poder de una promesa es lo que se puede lograr juntos. Sigan ayudando a su comunidad" - concluyó el pájaro mientras se desvanecía en la luz.
Desde ese día, los niños de Santa Fe de Antioquia no solo se convirtieron en los guardianes del parque, sino en un ejemplo visible de cómo cada promesa, cuando se enfrenta a los desafíos, puede cambiar el mundo de muchos.
Y así, la magia de la catedral y la promesa de Mateo hicieron que el pueblo se uniera para cuidar su hogar. ¡El poder de una promesa puede ser más grande de lo que uno imagina!
FIN.