La protectora de Villa Feliz
Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, donde vivía una mamá llamada Martina.
Martina era una mujer común y corriente, pero lo que la hacía especial era su increíble capacidad para resolver problemas y ayudar a los demás. Un día, mientras Martina estaba cocinando en su casa, escuchó un grito de auxilio proveniente del parque cercano. Sin dudarlo un segundo, se puso su delantal y salió corriendo hacia el lugar de donde provenía el grito.
Al llegar al parque, vio a un grupo de niños llorando alrededor de un árbol. Resulta que uno de ellos había subido demasiado alto y no podía bajar.
Sin pensarlo dos veces, Martina se acercó al árbol y con sus súper poderes levantó al niño con facilidad y lo bajó sano y salvo. -¡Gracias Mamá Superpoderosa! -exclamaron los niños sorprendidos. Desde ese día, todos en Villa Feliz conocieron a Martina como "Mamá Superpoderosa", la heroína del pueblo.
A partir de entonces, no pasaba ni un solo día sin que alguien necesitara su ayuda. Un domingo por la mañana, cuando Martina estaba regando las plantas en su jardín, escuchó unos ruidos extraños provenientes del bosque cercano.
Decidió ir a investigar y descubrió que una familia de conejitos estaba atrapada en una red dejada por cazadores furtivos. Sin dudarlo un segundo, Mamá Superpoderosa utilizó sus habilidades especiales para romper la red y liberar a los conejitos.
La familia de conejitos le estaban tan agradecidos que decidieron quedarse cerca de su casa para protegerla siempre. Pero no todo serían alegrías para Mamá Superpoderosa.
Una noche oscura y tormentosa, mientras todos dormían tranquilos en Villa Feliz, comenzaron a caer rayos sobre el pueblo. Los habitantes estaban asustados ya que nunca habían experimentado algo así antes. Martina sabía que tenía que actuar rápido para proteger a todos.
Se puso su capa roja brillante y voló hacia el cielo oscuro. Con valentía enfrentó a las nubes cargadas de electricidad y logró dispersarlas con sus superpoderes antes de que causaran algún daño. Finalmente, los habitantes de Villa Feliz comprendieron la importancia de tener a Mamá Superpoderosa entre ellos.
A partir de ese momento valoraron aún más su presencia y se sintieron seguros sabiendo que contaban con ella para cualquier emergencia que pudiera surgir.
Y así fue como Martina demostró una vez más que no hace falta llevar capa ni antifaz para ser una verdadera heroína; bastaba con tener un corazón generoso dispuesto a ayudar al prójimo en todo momento.
FIN.